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He desperdiciado mi vida entera, no se a dónde ir, no hablo con nadie, no tengo nada que decir, no tengo la menor idea de lo que busco ni lo que quiero encontrar, pero te quiero. - Charles Bukowski.
- ¡Papá los vimos! - llegó gritando Bella casa - no eran osos, son lobos enormes.
- Los vimos en el bosque papá.
- ¿Cómo que en el bosque? Chicas que hacían en el bosque - pregunto alarmado cerrando los ojos buscando algún índice de paciencia - están seguras de lo que dicen Lana.
- Si, eran seis y uno de ellos era negro y enorme todo negro.
- Si, iban detrás de ... algo - evitó decir que salieron corriendo detrás de aquel vampiro -
- Dios chicas.. lobos en el bosque - paso las manos por su cabello desordenandolo - tienes prohibido ahora sí ingresar a ese lugar Alana.
Observe a mi derecha en donde se encontraba el señor clearwater - el cuál no vi cuando entre - tenía las manos apretadas en puño, y la mandíbula tensa.
- Harry ¿Quiere ir de casería? Reúne a tus hombres.
- Claro, claro. Yo iré a... - salió de casa sin terminar si oración.
- Es enserio esto Alana, no saldrás de casa a menos que tú hermana esté contigo - señaló a la antes mencionada - y tú tampoco salgas sola, no sin tu gas pimienta.
Cuando el se fue, subí corriendo a mi habitación. Todo esto es sumamente extraño, y el echo de qué ahora Jacob ya no esté conmigo lo hace aún más fatídico, no puedo entender cómo de un día para el otro todo se fue al demonio, no comprendo como es qué ahora el este actuando de esa manera.
Estaba lamentándome en mi habitación debajo de la regadera como típico cliché adolescente, cuando mi hermana irrumpió en mi habitación tocando la puerta como desesperada.
- ¿Que es lo que quiere Bella? No tengo ganas de hablar ahora.
- Eso lo se - la oí suspirar detrás de la puerta - pero esto que tengo que decirte es importante.
Salí de la regadera envolviendome con Ian toalla, abrazando mi propio cuerpo.
- Que quieres - termine por arrojarme a mi cama en busca de algo de tranquilidad - estaba ocupada.
- Levántate de ahí Alana... Te vas a resfriar si no te secas el cabello.
- Quisiera ser una hormiga - mi voz salió amortiguada por la almohada que tenía en la cara - de ese modo podría enterrarme en la tierra y jamás salir.
