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Tanto tiempo, tantas cosas, tantas personas y pensar que todo esté tiempo yo solo te buscaba a ti

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Tanto tiempo, tantas cosas, tantas personas y pensar que todo esté tiempo yo solo te buscaba a ti.
- Mario Benedetti.
















Hace unas semanas, comenzaron los preparativos para la boda de mi hermana, y todo está siendo tan rápido que se siente irreal. La noticia les callo muy de repente a nuestros padres, en especial a nuestro padre. Charlie aún no termina de asimilar, que su hija mayor este por casarse en tan poco tiempo. Pero a pesar de eso se siente muy feliz por ella, prometió entregarla a su futuro esposo y no llorar sobre todo. Por otra parte nuestra madre, fue la más emocionada, en el minuto uno que le llegó la información, hablo a casa para ver si eso no se tratada de una broma de mal gusto como ella mencionó. Y cuando Bella le dijo que era cien Por cierto verdad, grito al teléfono como por cinco minutos.

Y respecto a mí, aún no puedo creer esa parte. Se que ella será muy feliz toda su vida pero... se me hace difícil el pensar que ya no la veré todos los días en casa, como estoy acostumbrada. Pero lo único que tengo cierto por el momento, es que ella será la más feliz cuando su día especial llegué. Y estaré ahí para ella, aunque esté llorando como una niña pequeña, por qué mi hermana mayor va a casarse. Pero siempre estaré para ella, ayudándola en cualquier momento que lo necesite.

— ¿Qué es eso que tienes en las manos?.

Alcé la mirada cuando escuché la ventana siendo abierta.

— Un hurón mira — levanté al mencionado para que Jake pudiera verlo mejor, aún es pequeño — Bella me lo regaló.

Entrecerró los ojos caminando hacia dónde estaba, observando atentamente al pequeño hurón que se había echo bolita en mis manos.

— ¿Por qué te dio un hurón?.

— Bueno, mencionó que es por qué ahora estaré yo sola en casa — arrugue la nariz cuando copito comenzó a restregar su cabeza en mi cara — y como no puede comprarme una jirafa, me dio a este pequeño.

— Bueno es lindo ¿Ya tiene un nombre?.

Asentí con una sonrisa.

— Se llama copito, Seth estaba aquí cuando ella me lo entrego y él le puso el nombre. Ya sabes por qué es blanco y pequeño.

Soltó una pequeña carcajada cuando le expliqué el por qué de su nombre.

— Es curioso el nombre, pero le queda. Le da cierto toque.

— Bueno ahora tú, vas a explicarme el por qué sigues entrando por la ventana como si fueras delincuente — le aventé una de las almohadas que tenía cerca — los vecinos se asustaran.

— No puedo evitar hacerlo, trato te lo juro. Pero es más rápido que subir las escaleras.

— Hay Jacob black, si mi padre se entera van a regañarnos a ambos — le lance una almohada más, teniando cuidado de que copito no se escapara — pero aún me van a castigar, si de por si ya lo estoy.

— Lanzar almohadas es como que tú pasatiempo favorito ¿No es así?, Ven aquí y deja de enojarte. No te va ha castigar, yo trataré de explicarle el por qué entro por la ventana — me atrajo hacia el para darme un abrazo— leí que entre más te enojes, menos creces.

Le di un pellizco en su brazo haciendo que soltara una carcajada, y sentí su pecho vibrar debajo de mi cabeza.

— Eso no es cierto. Además deberías de dejar de burlarte de mí, el que yo sea de un tamaño promedio, no te da el derecho a reírte de mi cada que puedas.

— No me río de ti cariño — dejo besos sobre mi cabello — solo que me parece curioso el que seas tan pequeña, es todo.

— Claro, como tú pegaste el estirón cuando te llegó la transformación.

— Está bien, me riendo. Tienes razón, mejor dejemos la discusión para otro momento — hablo siguiendo con el juego que yo misma comence — mejor que te parece si vemos una película, o puedo terminar de leerte el libro de la última vez.

— Genial, pero tengo que irme a las siete. Alice quiere que me pruebe el vestido de dama, trate de huir pero no funcionó.

— Te verás muy bonita, de eso estoy seguro — sonrió tratando de convencerme con eso, de que usará un vestido — serás la dama de honor más bonita del lugar.

Cerré los ojos en un tonto intento de no sonrojarme, pero no lo logre. Tonto hombre guapo.

— Por qué te sigues sonrojando cada que te dijo cosas de ese tipo.

— Aún me dan nervios, y lo sabes muy bien. Pero tal parece que a ti te encanta hacerlo — observé por el rabillo de mi ojo a mi pequeño amigo, que estaba por salir de la habitación. Entonces camine hacia el para traerlo devuelta — un día de estos va ha ser al revés, ya lo verás.

— Pero mientras eso no suceda, lo seguiré disfrutando fresita.

Pasamos las siguientes horas viendo películas, y hablando sobre otras cosas más. Jacob mencionó, que su padre y las personas del consejo, no están muy de acuerdo con un la idea de Bella sobre casarse con un vampiro. Y viéndolo desde su punto de vista, nadie lo estaría. Y que no intervendrán por el momento, pero que si pasa algo que ponga en peligro la estabilidad del pueblo, lo harían. Y que todo esto me lo dice ahora, para que esté preparada por si ellos tienen que irse del pueblo así de repente, no me tomé por sorpresa su decisión.

[...]

— ¿En cerio tengo que usar estos zapatos? ¿Segura que no puedo usar mis converse?, puedo ponerme unos blancos.

— Claro que tienes que hacerlo, y de ninguna manera usarás otros — observé con una mueca a la pequeña mujer frente a mí  — no me hagas muecas Alana, te verás hermosa lo he visto.

Claro, claro. Supongo que tal vez y solo tal vez, se me olviden los tacones el día de la boda. Así podré salirme con la mía.

— ¿Es muy necesario todo esto? Por qué digo, la que se casa es mi hermana.

— Y por eso mismos hacemos todo ésto, te verás muy linda de dama. Estoy segura — comentó mientas terminaba de tomarme las medidas para otro vestido, por tercera vez. Se metió en su armario y trajo con ella dos cajas de zapatos, y al destaparlas observé dos pares de estos mismos, completamente nuevos. Los saco y los levanto mostrándome cada uno de ellos, eran lindos devo aceptar — ¿Te gustan las plataformas? ¿O prefieres tacón de aguja?.

— Prefiero no usar ninguno de los dos, no se caminar con tacones. Nunca me había puesto unos.

— En ese caso, tendré que enseñarte ha hacerlo. Pero lo harás después. Por está ocasión podrás usar tus converse.

Le sonreí agradecida, y es que de verdad nunca me había puesto unos zapatos con tacón. Supongo que mi manera de vestir le hizo creer que si los usaba, me parecen lindos y en más de una ocasión he intentado provarme unos, pero al primer paso que deba. Caía al suelo supongo que los tacones no son para mí.











love story /Jacob Black Donde viven las historias. Descúbrelo ahora