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Amo esa sensación de acariciar el cielo, cuando me tomas de la mano. - Joel Montero.
Las cosas últimamente están pasado demasiado rápido, aunque bueno no es como si el tiempo quisiera avanzar un poco menos. Pero el punto importante aquí es qué... la pequeña ahora no tan pequeña hija de bella, está creciendo de una manera sorprendente. Ahora ella parece tener tres años cuando tendría que verse como una pequeña bebé, eso nos tiene a todos algo preocupados.
Ninguno sabe que es lo que esté ocurriendo o por qué está pasando, pero lo que si se sabe con certeza. Es que el tiempo está jugando en nuestra contra, no sabemos cuándo tiempo más nos quede juntos. O por cuando tiempo la veremos crecer. Todo eso tiene demasiado asustados a sus padres, pero principalmente a Álex, nuestro pequeño amigo está demasiado deprimido por eso y nadie sabe cómo levantarle el ánimo.
Jacob ha tratado de hablar con él en demasiadas ocasiones, pero nada de eso le ha dado resultados alentadores. Y todo empeoró cuando ni siquiera él patriarca de la familia Cullen, supo que hacer al respecto.
Pero según Alice, ella sabe que hacer. Ella ha estado investigando más que otros al respecto. Y encontró algo que puede ser de ayuda, pero aún no sabe si es totalmente cierto o no.
Con respecto ha papá, cuando se enteró de la existencia de ella casi le da un paro cardíaco. Bueno al menos eso es lo que bella dijo, ella mencionó que se puso tan pálido como una hoja de papel, y no es para menos esa niña era idéntica a su madre cuando era bebé y papá estaba demasiado confundido. Aunque aún lo está peor dijo que nos haría preguntas acerca de eso, al menos no las innecesarias.
Por mi parte estuve castigada algunas semanas por ocultarle cosas importantes, como el echo de qué mi hermana mayor se convirtió en madre ó que sabía de la existencia de la otra personalidad de Jacob como él la llamó.
— Tia lana, mida copito es una bolita.
Nes me señaló hacia el sofá donde efectivamente, el pequeño hurón estaba enroscado en forma de bola sobre unos de los cojines del mismo.
— Creo que el tiene frío, últimamente está haciendo demasiado. Así que tienes que ponerte tu abrigo — ella arrugó la nariz tan tiernamente, que me dieron ganas de apretarla — no, no hagas esa cara. Ven te ayudo — con resignación y todo, pero se dejó poner el abrigo — ¿Que te parece si le buscas uno de eso lindo abrigos, que están en la caja de sus cosas?.
Nes sonrió emocionada y corrió hacia tal lugar. Desde que tuvo suficiente fuerza para cargar a mi mascota, no ha parado de abrazarlo y jugar con el. Copito aveces huye de ella, por qué le gusta apretarle las patitas. Incluso una vez le mordió una de sus pequeñas orejas, pero prometió no volver a hacerlo cundo su papá supo de eso.