(O38) REAL LIFE | kids and music

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🛣️📍 NEW YORK CITY (NY), USA

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🛣️📍 NEW YORK CITY (NY), USA.
📅 ENERO, 2023

Subí las barras haciendo una dominada en el proceso, la mirada asombrada de Hunter y Riley me hizo sonreír. Los aplausos de Taylor solo me hacían sentir motivada, baje dando un salto. La situación era sencilla; teníamos la luz verde para salidas de ocio con los niños, para nuestra suerte una trabajadora social evaluaba el desempeño y como parecíamos ante el par de niños. Habíamos jugado soccer con Taylor y Riley, Hunter había sido un gran portero y el hecho de qué la trabajadora estuviera riéndose podría significar una buena respuesta. Ibamos encaminadas hacía la adopción, quizás los tres meses que llevábamos de salidas ocasionaban un desastre emocional en mí.

Aunque llevábamos poco más con reuniones en el centro, los niños parecían encajar con nuestra descabellada vida, adoraba oírla decir que adaptaríamos las habitaciones de su casa en Rhode Island para tener más comodidad y privacidad, incluso había pensado en darnos un descanso en Tennessee cuando la gira terminase.

Ahora, en este pequeño y no tan distante instante; estábamos remodelando aquella casa de ensueño.

Deseaba esto, quizás porque ya había visto a mi esposa convivir con los niños y solo podía soñar con esto. Estaba sucediendo, sucedía en este preciso instante. Taylor cargo a Riley y la pequeña gritaba el nombre de Karla Zor El, Hunter me miró de reojo y capte su intención casi de inmediato. Usandome de "caballo" la narrativa del juego paso a dejarme como un caballo espacial entre una guerra alienígena.

Relinche cuando el asunto se puso serio, la mirada de todos y manera en que el juego se detuvo me dejó en medio de la incomodidad.

— ¿Qué? ¿Acaso no puedo meterme en el personaje?

Taylor beso mi mejilla.— Fue bueno Aly.

— ¿Cómo estamos seguros que no eres un caballo espacial?— cuestionó Hunter.

— ¿Cómo estamos seguros que no eres un alien?— repliqué con el mismo tono, el niño alzo sus cejas dudandolo por unos segundos.

Reí al ver cómo se cuestionaba aquello, negué. Alborote su cabellera rubia. Choque los cinco con Hunter mientras Riley aplaudía. Alzó sus manos en mi dirección batiendo sus pestañas de la forma más tierna posible, me recordo a la manera en que Taylor lograba convencerme de hacer ciertas cosas, batía sus pestañas en mi dirección y sonreía con fingida inocencia. Yo caía ante sus ojos de cachorrito, sus besos alrededor de mi cara cuando aceptaba era lo mejor de todo. Jamás podría decirle que no si ella me miraba de esa forma, y creo que me ví en el mismo tierno dilema.

— ¿Me llevas?.— pregunto con cierta timidez Riley balanceándose sobre sus talones.

— Claro, agárrate fuerte.— Acepte, fue ver su radiante sonrisa.— iremos en un viaje estelar.

Riley soltaba risas cada que aceleraba mí paso, por la forma en que Hunter y Taylor apoyaban el paseo. Todo se acabó cuando la trabajadora social anunció que debían irse, Riley dió un brinco y chocó las palmas. Hice lo mismo con Hunter, Taylor si que les dió un gran abrazo. Noté como su ánimo bajaba mientras los dos pequeños subían al coche de la trabajadora social. La mujer se acercó suspirando.

— Les tengo buenas y malas noticias.

Fruncí el ceño.— Empecemos con las malas.

— El caso tardará un poco, debe ir a revisión con una jueza que falle a favor de la adopción.— nos informó. Asentí, mire a Taylor quien parecía estar tranquila, quizás muy tranquila. Aún así su ánimo había bajado un poco si se consideraba con lo magníficamente alegre que había estado minutos antes.— Pero el lado positivo es qué la evaluación psicológica, y desenvolvimiento de los niños con ustedes parece fluir de mil maravillas. Lo cual las deja en la última fase de la adopción.

Y la que tarda más.

Observé a la trabajadora social irse mientras Taylor agitaba su mano, ya entendía porque tanta tranquilidad. Imite su gesto mientras veíamos al auto irse, nuestras sonrisas casi de película y la forma en que ambas parecíamos "frescas" ante el tema, aquello podría hasta ser gracioso.

— ¿Piensas hablar con Fleur para que mueva sus contactos?

Taylor me miró sonriendo.— Por supuesto, pero antes; necesitamos una ducha.

— Y un pastel de limón.

Mi esposa frunció el ceño, tardo un poco en entender aquello. Asintió tras comprender el uso implícito del pastel, Fleur no sé resistía al sabor de algo dulce.

— No es casualidad que hiciera dos.— la mire de reojo.

Me incliné y dejé un sonoro beso sobre su frente, esta mujer es todo un tesoro. Fueron un par de pasos cuando la tira de sus sandalias se rompió, observé cómo se quejaba mientras trataba de solucionarlo.

— ¡Son mis favoritas!

Suspiré.— No creo que puedas caminar hasta el coche así.

— ¿Quieres ir al coche por los deportivos que guardo en la bolsa del gimnasio?

Tarareé pensando en alguna solución viable. Taylor pesaba un poco menos que yo, había entrenado lo suficiente como para poder ir con ella en brazos durante medio kilómetro. Así lo decidí, además; darle trato de princesa a mí esposa se hallaba entre mis actividades favoritas.La tomé entre mis brazos alzando su cuerpo del piso, la risa nerviosa que escapó de sus labios me hizo sentir esa calidez que solo Taylor podía ocasionar. Corrí por los senderos del parque con ella en brazos, podía ver cómo algunos de los peatones nos grababan durante nuestra ida al coche, escuche su risa sobre mis hombros, la forma en que golpeaba mi brazo con algo de delicadeza.

— ¡Nos están grabando!

Me encogí de hombros.— ¿Y a mí qué? Mejor, el mundo verá cuan perdidamente enamorada me tienes.

No tardamos mucho en llegar al coche, me esforcé en abrir la puerta y dejarla sobre el asiento del copiloto. Mejillas sonrosadas, y una sonrisa divertida fue lo que me encontré. Tiró de mi camiseta hacía ella estrellando sus labios contra los míos; sentí como sus dedos se enroscaban alrededor de algunos mechones en mi nuca. Su sonrisa hizo que me sintiera tan malditamente feliz durante el lento y muy delicado beso. La suavidad de sus labios era de mis sensaciones favoritas.

— Tengo que decirte algo.

Me detuve, esperé paciente a qué me dijera sobre aquello. Mis pelos se pusieron de punta ante aquella frase, miedo. Mierda, ¿Tan rápido se había cansado de mi? Eché mi cabeza hacía atrás.

— Estoy escribiendo.

Sonreí.— Nena, eso es increíble. ¿Qué tal vas?

— El álbum es sobre ruptura.

— ¿No me vas a terminar? — cuestioné con temor.— Por favor, no.

Taylor sonrió.— No, te quedan muchos años a mí lado.

— ¿De dónde sacaste las ideas?

Mi esposa entrelazó nuestras manos, jugó con mis dedos balbuceando algo que no entendí.

— Son cosas que sobrepense;— musitó con lentitud.— y no son precisamente sobre tí, es un todo específico.

— Te apoyare en todo, ¿Lo sabes?

Nos separamos.— Te amo Alyssa.

— Yo también te amo.

𝙇𝙤𝙫𝙚𝙧, taylor swiftDonde viven las historias. Descúbrelo ahora