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     Alise volvió a donde estaban ellos parados, al ver que regresaba dejaron de hablar. La vocecita en la cabeza de Dayla le gritaba que lo que pretendía hacer era un terrible error, que ese no era el plan, a lo que ella misma se respondió que en todo el tiempo que había estado allí se había apegado a lo que en ese momento pensaba que era un majadero plan y no había servido para nada, ya era hora de improvisar. Sin embargo era consciente de que Piero estaba en el clan de Evans, fuera culpable o no de lo que su ex esposo hubiera hecho, andaba en las movidas y aunque lo había conocido hace un tiempo no tenía la certeza de que era una persona de fiar.

La pareja la acompañó a su automóvil, se había sentido tranquila al ver que no había rastro de su jefe por ningún lado. Se montó en el auto sin decir una palabra, la proposición del chico le daba vueltas una y otra vez en la cabeza, "nueva vida, nuevo comienzo" había dicho, eso era lo que pedía desde hacía muchos años.

- ¿Qué tienes planeado hacer mañana? – preguntó la rubia tocándole el vidrio de la ventana del auto cuando esta ya se había montado y cerrado la puerta.

- Buscar un nuevo trabajo, supongo, – respondió haciendo una mueca al bajar el vidrio y luego mirando al chico y a ella.

- Cierto, si quieres puedo ayudarte, Richard conoce a muchas personas y Tom también, de seguro te podemos encontrar algo lejos de ese abusador.

- Estaré bien, estoy subscrita a una red de empleo, me asignaron a una agente personal, seguro que me ayuda con algo rápido, solo esperemos que pueda cancelar mi contrato no me apetece volver a la oficina, no quiero cruzarme con Arturo aun no quiero morir.

- Toma – respondió la rubia dándole una tarjetita – allí está mi número de teléfono y dirección, quizá luego de que acabes de hacer tus recados podríamos ir tomar algo o ir de compras, lo que tu prefieras, no quiero sonar desesperada pero tengo muchas amigas y odio estar en todo el día en este lugar, a la única persona que veo es a Richard y a veces aburre – miro al chico quien la estaba mirando, se levantó dándole un beso en el cachete – no te ofendas bebe.

- No te preocupes, yo te llamo – afirmó metiendo la tarjeta en el bolsillo del blusón.

Encendió su pequeño Fiat 500 del 2020 color amarillo y se puso en marcha para a su departamento, estando ya en carretera tomó la avenida para acortar camino, quería estar en su nidito, así le decía su madre al hogar y aunque ese solo era su espacio temporal, ansiaba estar cómoda en su sillón viendo alguna vieja película.

Viajaba a toda la capacidad que el carrito eléctrico tenía de velocidad, de vez en cuando volteaba a mirar por si algún auto la perseguía, muchas veces pensaba que estaba siendo paranoica al pensar que todo el mundo iría tras ella, en ese momento no tenía ansiedad se sentía oprimida, sentía como la disonancia cognitiva la agobiaba cada día más; quería que todo eso acabara, no quería sentir miedo de pasear por la calle, ni ansiedad, quería despertar en la mañana y sentirse en paz, quizás ir a la playa y tomar el sol, mirar el mar hasta que llegara la noche, tomar cocteles y sopas de mariscos. Quería ser libre.

Una lagrima rodo por su mejilla la cual limpió rápidamente, siempre terminaba llorando y aquello la frustraba. Estaba decidida ayudaría a Piero a sacar a la chica y él la ayudaría a salir del país, se centraría en eso, debía tener la fe de que éste no le fallara, no tenía más opciones, sus antiguos planes se habían venido abajo ya no valía la pena seguir; esa era la ciudad donde había empezado todo y allí debía acabar.

Dayla manejaba sumida en sus pensamientos cuando sintió el impacto, este hizo que el pequeño carro eléctrico diera un par de vueltas en el aire y callera de cabeza. Abrió los ojos con un fuerte dolor de cabeza, tenía una contusión en el cuello, su frente sangraba y le dolían varios extremos del cuerpo; ese golpe tenía que haber sido a propósito o seria algún borracho que no la vio pasar, fuera como fuera había destrozado al asiento del copiloto. Se desabrocho el cinturón de seguridad desplomándose en el capo del auto pateó la puerta golpeada de su asiento para salir y se rodó con cuidado quedando desplomada en el piso, las personas comenzaban a acercarse y a rodearla – mala idea – pensó necesitaba salir de allí.

Se levantó con dificultad mirando a su alrededor, trataba de localizar que había causado el golpe, miró a la distancia una Jeep 4x4 Hero E que tenía para choque destrozado saliendo disparada de la escena en el momento que ella salía de detrás del auto, los vidrios del vehículo eran oscuros y por la distancia no puedo ver quién era el conductor, pero si su placa si la pudo detallar, averiguaría quien era, aunque tenía una idea de quien pudiera ser.  

JURAMENTO una venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora