Se hizo un moño alto y se metió en el baño, necesitaba estar limpia para no comprometer cualquiera evidencia, decidió que la mejor opción era bañarse, el agua caliente la ayudaría a relajarse para poder trabajar mejor. Luego de estar unos minutos bajo el agua, salió lista para empezar, se puso un atuendo cómodo y fue a la habitación que hacía de altrillo a buscar entre las cajas lo que necesitaría, sabía exactamente donde encontraría lo que buscaba, abrió una de las cajas que estaba en el fondo de la habitación sacando un maletín, lo abrió dando un largo suspiro, hacía mucho que los había utilizado y no había imaginado que los necesitaría durante un largo tiempo.
Fue a la cocina, allí habían más probabilidades de conseguir cualquier tipo de elemento comprometido, comenzó a buscar huellas en la puerta de la alacena, después de acabar siguió con la tetera, el libro, la ventana de la pieza, el librero, las manillas de las habitación, la puerta de la entrada y todo utensilio que se le ocurrió que alguien pudiera haber tocado; cuando acabó era la mañana del otro día, se sentía completamente consumida, llevaba tantos días sin poder dormir bien que se sentía más que agotada, se estaba quedando dormida senada en el mueble cuando Miguel entró al departamento.
- ¿Qué estás haciendo allí?
- Modelando en un reinado de belleza.
Se levantó del mueble yendo a la cocina, él negó con la cabeza y la siguió.
- ¿Tus malas contestas nunca acabaran?
Ella no respondió y abrió la nevera agarrando uno de los jugos que recién había comprado le echó a dos vasos y luego le puso varios cubos de hielo haciendo que se derramara en el estante, él la miraba desde la entrada de la cocina.
- Te notas cansada ¿Qué has estado haciendo?
- El trabajo que tu no haces – limpiaba el jugo derramado mientras él le tenía la mirada clavada en la nuca – quede con la duda luego de que dijeras que había alguien aquí.
- ¿Entonces si sospechas que alguien haya estado aquí? – ella echo el pañuelo con el que había estado limpiando en el lavadero, tomó el vaso de jugo se lo entregó y cogió hacia el salón.
- Siempre hay posibilidad, hay varios pares de huellas que no reconozco, pero puedo decir que sin duda hay muchas tuyas toqueteando todo lo que hay aquí.
El la miró sintiendo un poco de vergüenza, ella pasó por su lado haciendo seña a la mesa donde estaba una pequeña cajita con las cintas sirchie.
- Si te apetece podrías darme las huellas que has encontrado para mandarlas a analizar o podrías ir tú misma, solo trata de entrar está vez por la puerta principal.
Fue el mueble sentándose haciendo como si no tuviera importancia – no tengo idea de que estás hablando.
- ¿Qué estabas buscando?
- No tengo idea de que estás hablando, no tengo por qué ir allí.
- Ultimadamente nunca tienes idea de nada, pero sé perfectamente que eras tú.
- No tienes pruebas, si tienes alguna prueba de que estuve allí podrías arrestarme – hizo para hablar y luego se retractó – además se supone que tienes hombres vigilándome, ellos podrían decirte donde estuve todo el tiempo, también podrías decirle a los encargados del supermercado que busquen en las cámaras, estuve allí todo el tiempo.
- no sería necesario, espera ¿porque hablas del market? Como sabes la hora, eso no lo especifique.
Se levantó del mueble agarrando nuevamente hacia la cocina – es de suponerse, si hubiera sido antes de haber estado en el market me lo hubieras dicho – se lavó las manos y fue a la mesa donde tenía el maletín.
- ¿Por qué no podemos trabajar de la mano?- Porque mi tiempo para estar con ustedes acabó, no quiero más preguntas ni mentiras, necesito mi tranquilidad y mi paz mental.
Tomó la maleta y fue a dejarla a la habitación donde pertenecía dejando la caja con las cintas sirchie sobre la mesa. A regresar a la estancia miro que el hombre estaba parado donde lo había dejado, le pidió el vaso que tenía en las manos y fue a la cocina y comenzó a limpiarlos tranquilamente, él se acercó a la cocina diciéndole:
- No puedo dejarte sola, pero está bien, retirare a los hombres que te vigilan, – ella le miró asintiendo satisfecha – solo quiero que me permitas que uno de mis hombres de confianza esté cerca, le diré que mantenga la distancia necesaria, no sabrás que está allí – fue hacia la puerta, tomó la cajitas con las huellas – me llevaré esto, cuando aparezca tu amigo o Helen te hare llegar los resultados ¿bien? – ella volvió a asentir – y otra cosa Dayla el enemigo está por donde quiera ten mucho cuidado.
El hombre se fue y ella quedó allí pensando, lanzó el pañuelo con que se secó las manos en el mesón de la cocina y se sentó frente a la pequeña mesa que allí estaba. Sentía un poco de remordimiento por lo que le había dicho al hombre ¿había sido una buena decisión? No lo sabía o tiempo sus prioridades eran otras y las promesas que se había hecho a sí misma ahora más que nunca las quería cumplir.
Intentó nuevamente llamar a Tomas, Alise, Piero y Aileen mas ninguno contestó así que decidió pasar la noche viendo películas de época, allí estuvo hasta quedarse dormida. Había pasado media noche cuando despertó sintiéndose incomoda, sentía que había alguien detrás de la ventana de la estancia que la observaba, se levantó con mucho cuidado previendo cualquier ataque, camino de espacio hacia la ventana, las cortinas se agitaba con el viendo, le parecía ver a alguien detrás de ella, al cercarse corroboró que no había nadie allí.
Pasó una semana desde la última vez que Miguel había estado en el apartamento y con el parecían haberse ido las personas que frecuentaba, ninguno respondían los mensajes ni las llamadas, no había trabajo para ella ni nadie en el bar que le dijera donde se habían ido Tomas y Alise. Cada día volvía al su piso decepcionada, sentía que si pasaba más tiempo allí encerrada se volvería loca.
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JURAMENTO una venganza
Teen FictionDayla Martí trata de ser una chica normal, su meta es intentar pasar desapercibida en la pequeña ciudad donde recientemente se mudó, esta joven de tan solo 27 años guarda un secreto que la hace ser el blanco exacto de un grupo de mafiosos, su pasado...