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Tom no tardó mucho en regresar, ella le sonrió, estaba tratando de mantener su mente despejada, era su primera cita en más de cinco años y no permitiría que sus pensamientos la controlaran, muy pocas veces lo conseguía con éxito por eso sufría  constantemente de ansiedad.

Tom se sentó frente a ella, le sonrió diciéndole: - eres hermosa ¿sabes?

La miró a los ojos pero sonrisa de ella se había esfumado al detallarlo cuando se había sentado frente a ella, su camisa perfectamente planchada estaba arrugada y la punta su camisa manga larga azul de botones, estaba manchada; cualquiera no le hubiera prestado atención, pero ella era extremadamente detallista, algo la inquietaba, podía no solo fuera su imaginación, aunque después de todo lo que había pasado con su exesposo no le sorprendía que estuviera comparándolo con él.
- ¿Aún no han traído aun lo que pedí?
- No – respondió secamente - ¿Cómo estaba tu amigo?
- Apenas lo vi a lo lejos, está bastante ocupado – respondió haciendo un ademan – así es trabajar con público, muchas veces no tenemos tiempo para recibir visitas.
La suavidad y seguridad en la voz de aquel Tomas hacia que cambiará de opinión y se sintiese segura, él le volvió a sonreír y ella dio una sonrisa ladeada  –  entiendo tu situación pero a veces me pregunto ¿cómo haces para dormir? Sales de trabajar en la mañana  y entras a trabajar temprano en la tarde, ayudas a los niños del orfanato, hoy  estas aquí conmigo saliendo de trabajar ¿no es agotador para ti?
- Bastante, es muy agotador tener que dormir de día y trabajar de noche, es como si trabajarás el doble, tanto que necesito pasar horas y horas descansando por las mañanas, de echo ahorita debería estar en mi cama tomando una larga siesta, pero tenía muchísimas ganas de estar contigo no me importa tener que aguantar un poco el sueño; Alise me reclama constantemente porque lo único que hago es trabajar, pero los jefes están agradecidos por el orden que mantengo en el bar a pesar de mi trabajo.
Ella recodó lo que le había comentado Miguel con respecto a ese tema, jefes fantasmas, entonces preguntó:
- Quizá Alise tenga un poco de razón y deberías tomarte un tiempo para ti también — quedó unos minutos en silencio — oye ahora nombras a los jefes yo no los he conocido aún.
- Son personas ocupadas, ese no es su único establecimiento pero seguro que en cualquier momento los conoces nena.
Él le cogió la mano acariciándole los nudillos pero se la soltó al ver a la chica quien él había llamado Kat acercarse,  ambos voltearon a mirarla pero ella tenía la vista fija en él.
– El desayuno como lo pediste, espero que lo disfruten - tenía las manos temblorosas miró a Dayla asintió y se fue.
La morena la miró fijamente y aún después de irse la siguió con la mirada, había divisado algo en los ojos de aquella chica, parecía miedo, ¿pero miedo de qué o a qué?
- Necesito ir al baño.
Se paró apresuradamente sin darle a él tiempo de responder, su instinto gritaba una señal de peligro, caminó hacia donde había visto a la chica inicialmente, la buscó con la mirada viéndola salir de detrás del mostrador donde estaban los postres con muchacho de su misma edad, ella le sujetaba con fuerza la ropa ensangrentada por la parte del abdomen, estaba tan embelesada mirando la escena que no se percató oír las pisadas de Tomás detrás de ella.
- Beni por el amor de Dios – pasó por su lado acercándose al hombre – ¿qué diablos te pasó?
Pasó el brazo del sujeto por detrás de su cuello, pero a ella todas las escenas se le mezclaban en cabeza; la camisa arrugada con una ligera mancha de Tom, la chica temblorosa, su cara de miedo,  el hombre sangrando a pocos metros de ella, él era un poco más bajo que Tom,  su de piel unos tonos más bronceada, podrían tener la misma edad…  lo lograba concretar ninguna de sus ideas el chico hizo un movimiento involuntario al ver que el otro lo tocaba.
- Leila rápido a la camioneta hay que llevarlo al hospital.
Con el chico apoyado en su hombro y camino a zancadas afuera de la cafetería, la chica que parecía un poco renuente los siguió a corta distancia y Dayla fue tras ella. 
- Toma – dijo dándole las llaves – Kat siéntate adelante,  iré atrás con él necesitamos esta estar cómodo, tranquilo hermano, ya vamos al hospital a que te arreglen esto.
Daba órdenes regiamente  como si tuviera el control de todo, Dayla hizo lo que le decía y puso el auto en marcha al hospital. Estando ya allí fueron directamente a emergencia; no habían estacionado llegado bien a la entrada de emergencia cuando Tom abrió con rapidez la puerta trasera  y cargo a su amigo en brazos, los camilleros corrieron a prestar ayuda al ver  como lo traía, él lo desplomó en la camilla y siguió a los camilleros a adentro de la sala.
Todo paso tan rápido que a ninguna de las dos chicas le dio tiempo reaccionar, Dayla pisó el acelerador para poner al auto en marcha pero ella abrió la puerta del copiloto mirándola, tenía los ojos aguados,  ella dejo que se bajara y puso el carro en marcha para llevarlo al estacionamiento. Al entrar en la sala de emergencia encontró a la chica sentada en uno de los asientos de la sala de espera, la morena se sentó frente a ella aguardando silencio, hasta que la chica hablo.
- No nos presentaron adecuadamente, mi nombre es Katherine Zemog.
- Yo soy Dayla - respondió ella aclarándose la garganta y desviando la mirada, tenía preguntas que hacerle pero se sentía cohibida, no encontraba las palabras adecuadas para comenzar  - ¿crees que el muchacho se ponga bien?
- ¿muchacho? — ella la miró limpiándose una lágrima.
- Si — miró al rededor viendo que Tomás no estaba a la vista — espero que  Tom lo pueda ayudar.
Ella esbozo una sonrisa de burla — Beni es mi prometido, tenemos doce años juntos, él es un tío fuerte, si Tomas no lo mata antes y los doctores de este hospital hacen un buen trabajo seguro que se recupera.
- ¿Disculpa? – aquellas palabras la habían exaltado.
La chica sonrió tristemente – ¿hace cuánto conoces lo conoces?
- Tengo aproximadamente un mes trabajando para él, es un buen hombre, le he cogido mucho aprecio. ¿Por qué dices que lo mataría a Beni?
- Yo conozco a Tomas desde hace mucho ¿sabes? Más de lo que me gustaría admitir, siempre tan atento y encantador, aunque primero conocí a su medio hermano, un chico brillante, aunque era poco entendido, después de que murió su madre y ambos se fueron a vivir con su padre muchos dijeron que era una causa pedida,  yo siempre lo miré por lo que era, un Ángel. Nadie confió en él, el día que se fue todos lo reprocharon, dijeron que era lo mejor para esa familia, pero lo mejor para todos es que hubiera sido que Tomas hubiera muerto, no creas nada de lo que digas chica, con él nada es lo que parece.
Dayla la miraba sin percatarse que Tom estaba detrás de ella, al percatarse de ello abrió los ojos de par en par y la chica volteo a mirarlo.
- ¿Algo más que quieras añadir?- preguntó ton con una sonrisa radiante — Puedes agregar que soy narcotraficante, homicida, violador — La chica no dijo nada, volvió a mirar a la morena, sus ojos se volvieron aguados, quería llorar – ¿A tus ojos nunca seré un buen chico para ti verdad Katherine? sin importar lo que haga, para ti mi hermano siempre será un Dios.
La chica cerró los ojos sosteniendo las lágrimas, Dayla la miraba enredada, no entendía nada, ni siquiera con su mente brillante lograba captar una idea exacta de lo que estaba sucediendo.
- Beni está en cirugía por cierto, conseguí a un doctor amigo de la familia, me aseguraron que no se pondrá bien – informó con voz serena y concisa – por suerte lo trajimos a tiempo si no, no hubiéramos tenido tanta suerte, la herida fue limpia pero profunda, gracias a Dios no perforó ningún órgano.
-  ¿Ese fue el amigo al que fuiste a ver? — Dayla se dio cuenta de que había formulado la pregunta en vos alta y ambos la estaban mirando.
Él la miraba sorprendió, miró a la chica y luego desvío la mirada recorriendo la sala — Sí, te dije que apenas lo había visto, estaba muy ocupado, lo deje trabajando en perfecto estado  ¿tienes idea de que fue lo que sucedió Kat?
- Eres un completo mal nacido Tomas – chilló la chica poniéndose de pie quedando frente a él. Todos los que están en la sala voltearon a mirarla.
- Kat no, en este momento no — rodeo las sillas quedando frente a ella, la rodeo con sus brazos mirando a Dayla quién también se había puesto de pie — sé que estar en estas situaciones son dolorosas para ti, por lo que pasó con tu hermana, pero te prometo que encontraré quien hizo esto y lo haré pagar.
- Suéltame – gritaba la chica dándole golpes.
Las personas cuchicheaban entre si y una enfermera se acercó rápidamente a mirar que pasaba.
- El chico que llegó es su pareja, Acaba de entrar en shock – le anunció él a la enfermera mientras hacía un gran esfuerzo al sujetarla y ella lo golpeaba descontroladamente – Kathy trata de tranquilizarte.
- Eres un mal nacido Tomas Darnley — decía ella a gritos —  yo solo espero que el día que William te asesine pueda seguir con vida, porque te juro que bailare sobre tu asquerosa tumba.

JURAMENTO una venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora