Ese estúpido narco nunca más

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Capítulo 5

—¿Qué dijiste? —pregunté mientras estaba en la oficina. ¿Qué pasa ahora?

—¿De qué no tengo salida? —Fabiola me miró y con voz susurrante dijo: "Te llamo después, tranquilo."

—Cristiano, no te alteres.

—¿Que no me altere acabas de decir? ¿Que no tengo salida?

—Me acaba de llamar Daniel, tu padre.

—¿Qué pasó con él?

—Parece ser que está en España y mandó un video para ti. No se le escucha la voz claramente, pero es posible que sea él.

—Quiero verlo. No puedo ahora, tengo rotundamente prohibido. Eso quiere decir que está cerca —le dije a ella con los ojos abiertos como platos.

—Sí. Parece ser que después de 3 años, tu padre está cerca. Será porque se enteró de que escapé de Carmelita Ballesteros porque no recibía respuesta, pensé.

—Debemos protegerte. Ahora más que nunca. No puedes salir, y te pido que te comportes. La directora de la casa vendrá pronto, tendrás que conocerla.

—Tranquilo, él no podrá hacerte daño. Sé muy bien lo que te hizo —abrí los ojos todavía más— ¿Cómo lo sabes?

—Sé de las cicatrices de las quemaduras y de todo tu maltrato. Quiero decirte que no te odio por los gritos ni por los insultos. Entiendo que eres un chico pequeño. Por favor, no trates de engañarme. Sabes perfectamente que si él está por este lugar, podría hacer cualquier cosa.

—Sí, pero Renacer está dispuesto a cuidarte. —Salí de su oficina tambaleante. Hacía mucho que no sabía de él desde que me escapé de Carmelita Ballesteros. Me daba muchas vueltas, y eran casi tres años sin escuchar su voz. Me interesaba saber qué video había mandado y por qué todo el mundo se empeñaba en verme como el corderito que necesitaba protección.

—La tarde prosiguió sin ningún inconveniente. Eran como las 11 cuando llegó Andrea. Del otro lado estaba el chico flacucho, Juan, tratando de entrar a la oficina de Fabiola, a lo que ella rogaba que se saliera porque tenía trabajo que hacer. De la nada intervino Andrea y le volví a pedir que se saliera, pero no aceptó. Sin embargo, se volvió a soltar la barra y procedió a comer un poco de la comida que había. Andrea seguía pidiendo que se alejara, pero se colocó enfrente de ella de nuevo.

—"No eres nadie", gritó. "Maldita, para dar mejores mí, Juan, basta", volvió a firmar Andrea con su voz.

—"Salte, por favor, que no quiero comer y quiero estar con Fabi. Necesito que me diga cuándo viene", ella ya te dijo que te avisará después, y recuerda que no puedes pasar todo el tiempo en la oficina. Sal al patio, por favor —caminó hacia la puerta y aprovechó que Andrea le estaba dando la espalda para empujarla por detrás. Fue ahí cuando intervine: "¡Deja a Andrea!"

—Andrea se estrelló junto con la barra y no hacía más que gritar. De la nada, Juan comenzó a patearla. Lo sostuve y lo arrojé al patio.

—Andrea le gritó a Fabi: "Últimamente tiene muchas crisis", dijo ella.

—"Últimamente", dijo Andrea algo enojada. "Últimamente casi siempre me acaba de aventar. Estoy embarazada. Desde que este niño ve a Mara, se altera demasiado. Basta, yo te entiendo. Pero ¿qué quieres que haga? Sacar lo de la casa que espera", dijo Andrea, volviéndose a poner de pie. Cerré la puerta de la cocina manteniendo a Juan afuera.

—"Gracias, Andrea. Gracias a Cristiano de nuevo", volvió a intervenir.

—"Y ahora estoy bien. Gracias", dijo Fabiola volteando.

PROHIBIDO SEGUIR  AL CORAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora