Confidencias de amor

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Capítulo 21

Ha pasado una semana desde que tuvimos la reunión con aquel hombre misterioso. En los últimos días me he hecho bastantes teorías sobre que fue mandado por Hormiga. Tal vez quiere tantearme, averiguar qué onda con esto, ver mis pasos y ver quién me acompañaba. Mauro y yo optamos por seguirnos reuniendo en la cafetería; sin embargo, Fabiola no nos lo permitió. Dijo que no era suficiente motivo y que si teníamos planes, que los hiciéramos en Renacer. Sin embargo, ahora todo parecía escaso  como si el fantasma de mi padre nunca hubiera vuelto ni siquiera molestado. Parecía nunca haberse puesto en contacto con nosotros.

Por una parte, la policía no sabe que me reuní con este hombre misterioso. Saben que contesté los mensajes de mi padre y que iba a cooperar con ellos, pero en todo sentido Renacer respetó mi decisión de no involucrar a la policía del todo. Todos los días Mauro sale a revisar en cuanto llega su turno, principalmente a las 10 de la mañana. Sale y observa. Las cosas no han sido tan diferentes desde entonces. Él y yo parecemos calmados y yo a la expectativa de lo que pueda suceder, esperando que me deje conocerlo, saber de él. ¿Cuándo entenderá que su compromiso hacia mi sus promesas de cuidarme y protegerme solo me hacen sentir que siente algo por mí que se niega a aceptar?

 Camila 

H

oy es mi primer día. Regresaré a la institución de la que salí. Apac  después de todo, Catherine no se quiso mover de su cama por más que Elizabeth insistió. Sin embargo, yo seguía dolida porque la chica me interesaba, me atrapaba y me gustaba su forma de ser. Físicamente era algo que me dolía demasiado: verla y no poderla tocar. Sin embargo, ella decía que no tenía por qué sentir atracción hacia ella, y la verdad era cierto. No había motivo alguno. La mayoría del tiempo permanecía sucia, desordenada, un desastre. Esa era Catherine. 

¿Y yo? ¿Por qué me aferraba tanto a ella? Tal vez porque ocasiona un montón de rebeldía, lo cual generaba que a mí me llamara la atención. Bien dicen, la chica mala y la inocente por la buena. Sin embargo, algo pasaba. En las últimas ocasiones nos dio una gran sorpresa: decidió entonar una de sus maravillosas crisis. Se encerró en la regadera y comenzó a cortarse sin sentido y sin intención. Sentí la necesidad de protegerla, sin embargo, había algo en ella que no me dejaba continuar.

Catherine y Camila juntas no podían estar. Eso había. Escrito en su diario. Mientras tanto, yo soy un desastre emocionalmente y he sufrido demasiado como para tenerla a mi lado. Sin embargo, algo me decía que Catherine era mi destino y tal vez, siendo más adultas, podríamos ser esa pareja idónea que todo mundo esperaba. Por fin tendría la capacidad de hacer la prepa virtual. Por fin tendría la capacidad de volver a la institución a estudiar prepa y lo demás. No quería conocerla ni amarla ni quererla quería estar ahí por si Catherine necesitaba ser valiente. Sin embargo, algo me decía que el destino no podía unirnos. Ella y yo éramos menos que amigas, éramos unas completas desconocidas. Yo era la loca que hablaba con ella en las madrugadas sobre el libro "Boulevard", sobre aquella plataforma que tanto miedo les daba a algunos, sobre "After" y sobre una cosa y otra. La conocía mejor que nadie, era seguro.

Sabía que le gustaba robar cosas, sabía que le gustaba mucho el Starbucks y que había robado una tarjeta para comprar cosas gratis. Pero sabía también que era una manipuladora. Sin embargo, yo me conformaba con las pláticas, las largas conversaciones que podía darme. Aunque tal vez nunca me correspondiera, me atraía la chica en sus inmunes conversaciones. Me atraía cada vez que me gustaba y no quería que se fuera. Entre tanta cosa, todo era perfecto. Claro, hasta que le daban sus ataques de ansiedad y a mí no me permitían ni siquiera tocarla, o las veces que tenía esas pesadillas inexplicables con las que alguien la tocaba. Era el corderito flácido que ha pasado en este tiempo.

PROHIBIDO SEGUIR  AL CORAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora