Entre besos y celos

15 5 11
                                    

Capítulo 38

La noche anterior estuvo cargada de emociones. Mis decisiones, mis manos temblorosas y el tiempo en el que decidí encerrarme en la regadera y hacer todo el caos que ya conoces, me hacen sentir perdida. Hay demasiadas cosas que quisiera decir en este momento.

Después de mi decisión de provocar mi salida unas horas antes de cenar y de la crisis, Camila vino a verme. Me entregó uno de los libros que le había prestado y me dijo:

—Así como vas, después de lo que hiciste con Gastón y todo esto, tendrás problemas a futuro. Estoy segura que te sacarán de la  casa, ¿lo sabes, verdad?

—Sí —le contesté—. ¿Cuál es la diferencia entre que me saquen ahora o me saquen mañana?

—Pues quería obsequiarte esto —dijo entregándome el libro—. El libro es un préstamo y sé que no debe dañarlo, pero te traje una nota y te traje esto —repitió, entregándome el libro nuevamente—. He marcado el libro con apuntes en cada parte, dejando notitas y cosas bonitas. Espero que me recuerdes.

Le costaba manejar la silla y no era a gran velocidad, sin embargo, hacía su esfuerzo para hacerlo. Se movía. Esa niña no usaba pantalones de mezclilla, usaba mallas, camisas largas y casi no permitía que se notara su cuerpo. Tampoco sabía peinarse y le costaba muchísimo, así que la cuidadora le asistía. Pero los peinados a veces eran muy cursis, no parecían apropiados para su edad.

Me dejó el libro y en él un par de notas, una carta y un poema que decía:

"Refleja todo lo que fuiste y lo que no fuimos,
reflejan de la nada lo que sueño y lo que eras para mí.

Eres un sueño, lo sabes, ¿verdad?
Sí te deseo la mejor de la suerte
y espero todavía con todo mi corazón que te perdone esa mujer
y que puedas quedarte,
porque en serio quería que nuestra historia tuviera una ronda de oportunidad,
¿lo sabes, verdad?"

—Lo sé, Camila, pero por ahora yo no soy buena para ti. Lo mejor es irme antes de que sea demasiado tarde —dije.

—Catherine, ¿por qué te niegas a aceptar lo que somos y lo que no podemos ser? ¿Por qué te niegas a quererme si sabes que me quieres? Sabes que no es amor. Podrías todavía convencer a Brenda, podrías salir corriendo, podrías ir lejos, cumplir tus sueños, estudiar arte. No tienes por qué cambiarte. —Entiende que así te pongo en riesgo.

—Entonces, ¿lo haces por mí? —le pregunté.

—No, lo hago porque quiero irme de esta institución. Por ahora solo has hecho un solo ataque, digo que con lo de Gastón es suficiente. No hagas algo peor porque luego tal vez no podrán perdonarte.

—Si no hago algo tan fuerte, ¿tú te quedarás a mi lado?

—No, no puedo quedarme. Me has decepcionado y tú sabes perfectamente que lo nuestro es difícil. Pero, sin embargo, si tú no haces nada, prometo luchar y que cuando seamos adultas tal vez podamos amarnos.

—Camila, ¿es en serio lo que dices? Esperar un par de años más y tú siempre tendrás tu condición física, eso podría  hacer que dependas de la gente y siempre te tengan en una institución. Seamos honestas, nuestra relación no tendrá futuro.

—Eso es un maldito pretexto tuyo, Catherine. La noche estrellada está por caer, no hagas algo peor ahora. No hagas algo de lo que tú quieras arrepentirte después, solo vive y vuelve a vivir. No te detengas y abre tus alas, no provoques más problemas para que no decepciones a la gente que te ama —dijo Camila despidiéndose—. Voy a ir a comer y a seguir con mi rutina. No hagas nada. Si me quieres, demuéstrame que podemos esperar unos años. Si te gusto en algo o mínimo te importo, no provoques que te saquen. No te hagas más daño.

PROHIBIDO SEGUIR  AL CORAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora