No te voy a confesar mis sentimientos

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Capítulo 17

El dolor del pasado con el paso del tiempo se hace una gran grieta que cosemos con hilo fino, pero de la nada alguien sin ningún tipo de tacto lo jala hasta arrancarlo, sin importar que en medio de esta tiradera de hilos la gran tormenta se desata, llevando consigo partes de mi ser hasta mi esencia, hasta sentir que tiene el poder de sanarte o romperte en mil pedazos. Esto era Hormiga para mí: tenía el poder de ser caos y calma en mi vida.

Con este pensamiento en mente, recogí el papel. La palabra "¿Extrañaste a tu marido?" aún resonaba en mi cabeza. A lo lejos, ya sabía por dónde iba el bastardo de mi padre. ¿Cómo no? El ámbito emocional era mi punto débil y él lo sabía. Como buen manipulador, debía usar a Hormiga basándose en el sentimiento que él provocaba en mí para mover mi voluntad a su antojo, aprovechándose de este sentimiento a pesar de que el sentimiento, estoy seguro, le repudiaba.

No podía derrumbarme ante sus ojos, y menos cuando sabía a la perfección que Mauro estaba viendo aquella nota. A lo lejos se alcanzaban a distinguir aquellas letras. No quería que pensara mal, tomé la hoja y la arrugué en una bola de papel, apretándola con mis manos tanto como fue posible, como si fuera una pelota para sacar el estrés.

Mauro no preguntó nada, solo escuchó lo fuerte de mi respiración. Sabía que tenía preguntas que hacer después, pero después de la confesión de sentimientos, yo no sabía qué creer. Fabiola apareció de inmediato y preguntó:

—¿Qué dice el mensaje?

Mauro le dijo las palabras entre murmullos, pero lo único que alcanzó a escuchar fue un "dale un tiempo, pasó algo". Decidí mantener la compostura, me aferré y seguí. Era cierto, había algo, pero no podía dejar que lo notara.

—Mi padre dice que me ha dejado una USB —continué con la fuerza de palabras que me quedaban, aunque en el fondo sabía perfectamente que no tenía fuerzas de nada—. Me mandó a uno de sus mejores hombres con este mensaje. Estoy seguro que hará todo lo que pueda porque quiere mantener el contacto y quiere que les pida de la manera más atenta que permitan que sus cosas sigan entrando. También creo que me mandó una caja con fotos y una que otra cosa... fotos de Alex y me tiene amenazado hasta el cuello.

Mauro

—.Cristiano era homosexual, yo no era el primero dicha pregunta no tenía derecho ni a plantearse. Él y yo no éramos nada. Yo le había pedido que se alejara de mí, si yo mismo me excusé diciendo que sí sentía algo por él, pero no sería amor del que él espera. ¿Cómo ahora una simple nota con una simple frase hacía explotar mis celos? "¿Extrañaste a tu marido?" Esa frase no me dejaba dar vueltas ni continuar. Era mi pesadilla, mi terror, mi paranoia. ¿Por qué me moría de celos? ¿Por qué me molestaba que alguien le escribiera eso?

El chico, con la cara subrosa, el cuerpo y las manos temblorosas, recogió el papel del suelo, haciendo una bolita. Fabiola se acercó, tenía en el teléfono a la jefa mayor.

—¿Qué pasó, Cristiano? —preguntó ella.

—Nada —continuó Cristiano, contestando a sus preguntas.

—¿Seguro?

—Sí.

—¿Qué dice el papel?

— Pues si quiere que haga su santa voluntad, me amenaza con mi hermano y quiere que convenza a la institución de hacer lo que a él le plazca — Cristiano lo dijo con aquella frialdad que se me hizo el corazón chiquito como nunca antes. Frialdad, fealdad esas dos palabras eran la descripción perfecta para lo que sentía en este momento.

Era obvio, los celos un juego, era como eso que no quería sentir, el hecho de pensar que Cristiano podía recibir besos de alguien más me partía. El hecho de saber que tenía un pasado dolía más que cualquier otra cosa, sin embargo, Cristiano con el típico sarcasmo que lo caracterizaba dijo:

PROHIBIDO SEGUIR  AL CORAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora