El gran final 🏹

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_____: ¡PEETA!, ¡PEETA! - comencé a sollozar

Dentro de mi desesperación, sentí la respiración de Peeta mezclarse con la mía, gracias, gracias a Dios que estaba a salvo.

Peeta: ¡_____!¡_____! ¡ESTAS BIEN! ¡EL SUSTO QUE ME DISTE!

_____: ¡PEETA!, ¡GRACIAS A DIOS QUE ESTÁS BIEN!

observé sus manos, allí, estaban las mismas bayas que había identificado unos minutos atrás.

_____: ¡ESTA ES VENENOSA PEETA!, HUBIERAS MUERTO AL MINUTO!

mi grito hizo que el rubio tirara los frutos al suelo.

_____: ¡ME ASUSTASTE MALDITO IDIOTA!, ¡COMO TE ODIO! - le brinde un gran abrazo y un pequeño beso en los labios, estaba tan alterada, en serio pensé que él había muerto, no podría soportarlo.

Trate de calmarme, lo cual no duro mucho ya que observamos a la comadreja, tirada en el suelo, al parecer, había comido unas cuantas bayas.

Trate de calmarme, lo cual no duro mucho ya que observamos a la comadreja, tirada en el suelo, al parecer, había comido unas cuantas bayas

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Peeta: ni siquiera noté que me seguía... Era muy lista.

Comencé a recoger las bayas, a lo que observó confusamente.

Peeta: Linda, ¿que haces?

_____: Tal vez a Cato le gusten las bayas, ¿no crees?

Lo noche comenzaba a asomarse, realmente querían que esto terminara rápido..

Los gruñidos que empezamos a escuchar cada vez se acercaban más ¿que podría ser?, la duda invadía mi mente..

_____: Hay que irnos...

Las hojas crujiendo, el silencio a mi alrededor, el arco en mi mano, y Peeta. todo el esfuerzo que me había costado llegar viva a este punto era lo que me motivaba a seguir..

De los árboles salió una bestia que nunca antes había visto, una especie de Perro al que claramente, habían modificado genéticamente, hechos solo para la matanza, este era el final sádico y sangriento, este era el final que ellos querían.

_____: ¡PEETA!, ¡CORRE!

Primero fue uno, luego dos, poco a poco, las bestias se iban multiplicando, teníamos que ser rápidos ya que, con sus afilados dientes, podrían quitarnos la piel de una sola mordida. Peeta era rápido, al igual que yo, pero el miedo y la incertidumbre de lo que pasaría en los siguientes minutos invadía mi cuerpo, al fin y al cabo, solo quedábamos tres...

El cansancio comenzaba a aparecerse, al igual que los jadeos, pero no iba a parar, no, hasta asegurarme de que Peeta estuviera bien.

Llevábamos kilómetros escapando de tales bestias, divisamos la cornucopia a lo lejos, esperemos que esta clase de perros no tenga ninguna habilidad para escalar, por qué la cornucopia, era la única salida que se me ocurría.

i think he knows - Peeta Mellark y tu. THGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora