Capítulo 5. Beso sabor Katsudon

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Chatear con Katsuki resultó muy divertido, Izuku no recordaba la última vez que se puso nervioso por enviar emoticones a alguien.

Para Katsuki había resultado en una ventaja, ahora no tenía que pasearse por los pasillos del hospital buscando al interno, solo era cuestión de enviar un mensaje y que Izuku le dijera:

"Estoy en la cafetería"

Efectivamente, lo encontró en la cafetería mirando la barra, él ya iba con su abrigo y maletín en una mano.

—¿Algo interesante? —le preguntó el alfa acercándose desde la entrada.

Izuku volteó rápidamente y sonrió en cuanto lo reconoció. —Me asustaste. No, no en realidad, nada de hecho. —respondió mientras mordía un panqueque.

—¿Quieres que te lleve a casa?

Sonrió cuando el peli verde arrugó la nariz.
—Estoy cubriendo urgencias hoy, tendré el turno de noche y saldré a las 7 de la mañana.

Katsuki casi se pone a reír. —¿Y qué haces frente a la barra de la cafetería cerrada?

—Quería cenar antes de que cerraran pero...

Entonces sí que se le escapó una risilla. Izuku frunció el ceño y golpeó su hombro ligeramente.

—La desdicha de aquellos que no saben cocinar.

Izuku resopló. —Aunque supiera hacerlo, no lo habría hecho, apenas salí a tiempo.

—¿Y ahora?

—Supongo que iré al minimercado... —pero el omega no pudo continuar porque su localizador sonó. —Debo irme.

Katsuki sonrió divertido. —Oh, si tan solo hubiera un alfa pretendiente que fuera lo suficientemente amable como para conseguir algo para ti.

Izuku, a nada de darse la vuelta, sonrió de igual manera. —Oh, si tan solo hubiera un guapo y amable alfa que me quisiera lo suficiente como para conseguirme un jugo de manzana y un pan relleno del minimercado.

Katsuki frunció el ceño. —Ningún buen alfa conseguiría esa porquería.

—Qué lástima porque es lo que quiero —sin esperar respuesta, Izuku continuó su camino.

Aunque él ya no lo escuchaba, igualmente Katsuki se quejó.
—Pan relleno, pan relleno, como un niño, ya vas a ver lo que es bueno.

Con una gran idea en mente, bajó al sótano, se subió a su auto y se marchó.

Cerca de las 10 de la noche, cuando no había un alma en emergencias e Izuku solo estaba acompañado por la enfermera de turno, que estaba más interesada en hablar por teléfono que por su aburrida y hambrienta presencia, Katsuki apareció desde la parte trasera.

Izuku frunció el ceño al verlo.

Cuando el alfa estuvo lo suficientemente cerca, le reclamó como si no hablara con él

—No quedan buenos alfas en el mundo.

Katsuki sonrió, sintiendo la broma en sus palabras.

—Omega, te vas a arrepentir de tus palabras.

El alfa miró hacia el otro asiento, a la enfermera, y llamó su atención.

—Hagakure, llevaré al doctor Izuku a revisar algunos expedientes a la sala de computación. Si alguien llega, haz el favor de llamar a su localizador.

Por la voz y el tono, la chica pareció creer que el doctor Katsuki estaba molesto, diablos, incluso Izuku lo pensó. Un escalofrío lo recorrió de la espalda a la nuca en cuanto Katsuki indicó la dirección solo con la cabeza. La enfermera asintió, sin atreverse a decir palabra.

Anatomia según IzukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora