Capítulo 13. Elígeme

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Según yo, los capítulos ya los ordené, pero por favor alguien sería tan amable de decirme si ya aparecen bien? 🥺🥺🥺

Y prepárense un té relajante porque esto va a hacer enojar a muchos xD

He de añadir también, que todos los términos médicos los desconozco, son sacados de internet, perdón si ofendo a alguien, pasa lo mismo con los procedimientos, ni siquiera sé en qué situación alguien puede o no estar consiente xD es solo para darle más sazón así que finjamos que todo está en orden xD

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—No se me ocurre una sola razón para que quieras conservar esa propiedad —dijo el rubio, sin dirigirle una mirada en su lugar, veía al frente, directo al abogado que, ligeramente incómodo, escuchaba atentamente mientras tomaba notas.

Ochaco sonrió. —A mi se me ocurren varias.

—¿Por ejemplo?

—Me encanta la naturaleza.

—Miente. Desde que la conozco odia las actividades al aire libre.

—Quiero una casa en medio de un área poco poblada para pasar los veranos en paz, lejos del bullicio de la ciudad.

—Esa es una mentira todavía más grande, la primera vez que acordamos el divorcio dijiste que querías la casa donde vivíamos porque odias el campo, ¿por qué no dices de una vez qué es lo que quieres?

El segundo abogado carraspeó.
—Las razones no interesan en realidad, esta reunión es solo para acordar los términos del divorcio y llegar a un acuerdo, sería más fácil si hablaran entre ustedes.

—¡Ahí está el problema! ¡Yo no quiero hablar con ella!

—Exagerado, exagerado e infantil.

—Solo di la verdad, no quieres mi propiedad fuera de la ciudad, quieres la casa y el auto, deja de hacer esto más difícil.

—Tú eres el que lo hace más difícil, si hablaras conmigo y estuvieras dispuesto a llegar a un acuerdo, no tendríamos que hacer esto.

Katsuki se levantó del asiento de piel del despacho.
—Me largo, llámame cuando decidas decir la verdad.

Tomó su saco y portafolios, y dejó la habitación ignorando los llamados detrás.

Quizá si era infantil, pero Katsuki no estaba dispuesto a darle a Ochaco el camper y la propiedad en el campo, le había costado muchos años terminar de pagarlo para que ahora ella quisiera tomarlo y venderlo, porque otra razón no encontraba para que lo quisiera. Ella solo quería hacerle la vida más difícil, estaba seguro de ello.

Dos horas después, mientras él terminaba de poner en orden algunos documentos, tocaron a la puerta de su consultorio.

—Adelante.

Ochaco fue quien ingresó. Katsuki arrugó la cara y bufó.

—Sal de aquí, no quiero verte.

Ochaco suspiró. —¿Sigues molesto porque hice enojar a tu novio? Ya me disculpé.

Katsuki gruñó. —Decirle que lo aceptabas como mi amante no es una disculpa, ¿qué ocurre contigo?

Ochaco cerró la puerta tras ella y recargó sus manos hechas puño en las caderas, como si regañara a un niño.
—¿Conmigo? ¿Qué ocurre contigo?

Ella avanzó, bajo la mirada enojada del alfa, hasta la silla frente al escritorio. Tomó asiento y cruzo una pierna sobre la otra.

—Admito que, las cosas no estaban bien cuando me fui, pero... Pero no estaban así, tú no me odiabas cuando me fui, incluso volvimos a ser buenos amigos.

Anatomia según IzukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora