Capítulo 15. Malditos Celos. Parte 2

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Katsuki aflojó el agarre, ya no estaba presionando con fuerza, ahora le sujetaba con fervor, como si llevara anhelando ese contacto desde hacía mucho tiempo.

Y es que era así, Izuku también lo sentía, lo necesitaba tanto como necesitaba el aire que respiraba, lo amaba como un loco.

¿Por qué él? ¿De todos los hombres en el mundo, por qué uno casado?

Con eso en mente, Izuku empujó los hombros del más alto y rompió el beso.

Katsuki lo miró, con ojos vidriosos y la respiración agitada.
—Lo siento.

Izuku estaba sonrojado, viéndose tan hermoso.

—¿Qué esperas que te diga? ¿que todo está bien? ¿que seré tu amante? ¿que podemos hacerlo? Estás demente.

Katsuki le tomó por los codos, no queriendo dejarlo ir.
—No, jamás te lo pediría, no podría hacerte eso... —pegó sus frentes antes de acariciar sus narices juntas, pero no era un sentimiento feliz, más bien algo cercano a la lástima y el arrepentimiento. —Tomé una decisión, pero mi cabeza y mi corazón no se entienden.

Se separó ligeramente y le acarició la mejilla, ahora seca, con una de sus manos.
—Te extraño —dijo despacio, bajo, como un susurro, solo para él.

Izuku cerró los ojos e inconscientemente pegó más la mejilla a la mano del alfa.
—Yo también.

Katsuki volvió a inclinar el rostro, pero está vez, en cuanto Izuku percibió que iba a besarlo de nuevo, él volvió en sí.

Se alejó, como si el toque de Katsuki quemara.

—No puedo hacer esto —dijo, antes de alejarse de nuevo.

Katsuki le llamó, pero él no fue capaz de volver.

No podía, aunque el hombre le pusiera las piernas como gelatina e hiciera latir a su corazón con fuerza, él se merecía más que el puesto de amante.

Él no se haría esto.

.

.

.

Cuando Iida fue llamado a emergencias y se encontró con el doctor Bakugo gritando y ordenando a todos que se apresuraran. Pensó que quizá no se retiraría pronto como le habían dicho.

Miró al hombre corriendo detrás de la camilla que llevaban a quirófano y lo reconoció inmediatamente.

—Por favor espere aquí, señor Ennoshita, le traeré noticias en cuanto sepa algo ¿de acuerdo?

El señor asintió, luciendo preocupado y al mismo tiempo algo temeroso. Iida se retiró a toda prisa, siguiendo la camilla hasta el quirófano.

Tiempo de llegar a casa no habría, evidentemente. Tuvo que pedir a una enfermera que llamara a sus amigos para avisar y que estos le trajeran el traje hasta el hospital.

Hubo complicaciones, de hecho, bastantes, la señora Ennoshita entró al quirófano con bajas probabilidades. Tanto así, que el doctor Bakugo lo había enviado a decir al señor Ennoshita que se prepara para todo.

Milagrosamente, la señora superó todas las expectativas y, después de 3 crisis, la operación terminó exitosamente.

Cuando ambos doctores salieron del quirófano, dispuestos a dar las buenas noticias al señor Ennoshita, este los recibió con un rostro completamente ilusionado.

—Ella está bien, hubo algunas complicaciones y está en observación, pero sigue con vida, estaremos al pendiente de ella toda la noche.

El señor Ennoshita perdió la sonrisa, pero agradeció a los doctores y se retiró a la habitación de su esposa.

Anatomia según IzukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora