Capítulo 18. Casualidad

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—Qué lástima —le dijo Tamaki cuando abrió la puerta. —Tenía la esperanza que nos acompañaras.

Katsuki volteó antes de salir.
—Quizá en otra ocasión.

—¿Pensaste en lo que te dije? — se escuchó desde la sala, la voz de Rody.

Ambos, se congelaron. Katsuki no recuerda otra ocasión en la vida, en la que haya agudizado tanto el oído.

—Sí, lo hice.

—¿Y bien?

—Sí, me gustaría, salgamos cuando esté mejor.

—Perfecto entonces.

Katsuki palideció. Tamaki, alarmado, intentó suavizar las cosas.

—Izuku nos contó —le dijo susurrando —que ustedes habían terminado, yo no sé qué problema hubo entre ambos, pero... No creo que él lo haya superado aún.

Katsuki lo miró. —¿Tú crees?

—Creo que lo intenta, pero eso no significa que esté funcionando. Y por como parece que te afecta la invitación de otro alfa, creo que tú tampoco lo llevas muy bien.

Katsuki negó, mirando a otra parte.
—Pensé que podría hacer las cosas bien está vez, creí que podríamos... Pero no quiero hacerle esto a Izuku otra vez. No puedo pedirle que me espere, sería egoísta de mi parte y probablemente solo terminaría lastimándolo. Si él puede superarlo y seguir adelante, lo aceptaré.

Tamaki suspiró. —Bueno, si te interesa saberlo, Mirio y yo, te apoyamos a ti.

Katsuki sonrió. —Gracias Tamaki, hazme un favor, no dejes que se quede a cenar.

Tamaki rio divertido. —No lo haré.

.

Pasaron días hasta que volvió a saber de Izuku, aunque le dejaba mensajes todos los días y se mantenían chateando de banalidades como: lo que comieron en el desayuno, la operación de Shinso en la que Izuku odió no haber estado, el nuevo terapeuta de Katsuki, entre muchas cosas, sin importancia realmente, Katsuki prefería mantenerlo de ese modo.

Fue hasta que Izuku estuvo lo suficientemente bien para volver al trabajo que ambos volvieron a encontrarse.

Katsuki estuvo ansioso todo el día anterior, incluso llegó una hora antes de su entrada solo para encontrarse "por accidente" con Izuku durante las rondas.

Espió al omega y esperó en el final del pasillo para que cuando casualmente pasara cerca, Katsuki saliera de la esquina y casualmente chocaran, ambos reirían asombrados por la casualidad y marcaría el inicio de una buena semana para ambos.

Re casual.

Cuando, efectivamente, el omega tomó el pasillo por el que Katsuki esperaba, el alfa respiró profundo y esperó el momento preciso para aparecer. Sus pechos chocaron e Izuku casi suelta sus expedientes.

Katsuki alcanzó a prisa los papeles antes de que llegaran al suelo y dijo:

—Vaya, hola, qué casualidad, estaba buscando un interno.

Izuku le sonrió sospechosamente.
—¿En serio?

—Tengo una cirugía, y ya sé que terminaste tus horas en cardio, pero ya que estás oxidado después de estas semanas descansando, pensé que te sentirías mejor si empiezas con algo que ya conoces.

El pecoso levantó las cejas.
—Pensé que había sido casualidad.

Katsuki enmudeció. Sonrió divertido con su propio fallo, pero aún no estaba dispuesto a admitirlo.

Anatomia según IzukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora