Capítulo 1. Primer día

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Aquí vamos de nuevo xD

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En la sociedad en la que vivía, Izuku se dio cuenta de que era difícil ser omega, ser un omega varón, era el doble de difícil. Echado a un lado.

Los chicos lo alejaban, 'no puedes jugar con nosotros, si te caes y te golpeas, los demás creerán que fue nuestra culpa'. Y las niñas, eran caso perdido, ni siquiera lo intentó.

"Soy omega, pero sigo siendo un chico. No encajo con ellas, ni con ellos"
Su cabeza se llenó de ese tipo de pensamientos.

Su madre se disculpó con él como si ella hubiera tenido algo que ver, Izuku nunca la culpó, Inko entendía la vida de prejuicios y humillaciones a las que los omegas eran sometidos, no quería eso para él, aunque en su momento no lo entendía bien.

6 años después de lo que él llamó su "categorización de escoria", con más trabajo que tiempo y más expectativas de un buen futuro que horas de sueño, comprendió que no era ni el código genético ni su personalidad, sino la maldita sociedad. De todos los factores que pueden hacer miserable una vida, ella es la más grande perra de todas.

Fue por ello que poco antes de entrar a la universidad, Yagi, su padre adoptivo, comenzó a insistir en que quería reconocerlo y darle su apellido, aun así, respetó su deseo dejando intacto el apellido herencia de su madre. Entonces se volvió Izuku Midoriya Toshinori.

Y el mundo, volvió a cambiar.

Toshinori Yagi era reconocido en todo el país, el neurólogo más famoso de Japón, se quedaba corto. Él tenía su propio hospital de especialidades en Tokio, era patrocinador de un sin número de programas de apoyo comunitario y fundaciones. A Yagi le gustaba decir que su éxito lo debía a su familia, Izuku no se había dado cuenta porque era demasiado joven, pero Yagi había tenido sus mejores años cuando recién los conoció a él y a su madre, por eso los llamaba su amuleto de la suerte.

Izuku decidió estudiar medicina, era su sueño, deseaba mucho ser igual que su padre.

Aun así, le dolía sobremanera que, apenas escuchar su apellido, la gente cambiaba su expresión, dejaban de tratarlo como incompetente para tratarlo con extrema amabilidad. Quería ser tratado de esa manera porque era competente, no porque quisieran conocer a su padre.

Razón principal por la que, al terminar la universidad, decidió hacer su internado en Musutafu. Después de vivir varios años en Tokio, regresar a aquella ciudad era un soplo de aire fresco, además, el hospital de especialidades y enseñanza UA de Musutafu resultaba ser el alma mater de Toshinori, así que formaba parte de uno de sus sueños.

Le esperaban otros 5 largos años de residencia después del internado.

9 cartas de recomendación y un excelente historial académico en su haber, lo hicieron merecedor de un puesto entre los 16 de internado que ofrecía el hospital, pero claro, era nuevo, era interno y también omega. La tríada perfecta para estar hasta el fondo del fondo en la cadena alimenticia.

"Soy escoria. Así como en la lista de Sykes del espanta tiburones. Yo... Estoy debajo del popo de ballena."

Fue el primer pensamiento que cruzó su mente cuando vio el listado de especialidades y descubrió que solo había un omega trabajando como cirujano especialista. El resto eran alfas.

Aun así, se armó de valor para salir de su casa, suspiró con ansiedad al frente del hospital y terminó de unirse al grupo de internos en la sala de espera temblando de miedo.

Anatomia según IzukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora