Episodio 4

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Después de un largo duro laboral en la construcción me dispuse a beber y a comer carne dentro de mi apartamento y querer ver el último capítulo de mi novela favorita, pero fue interrumpido por el prevé llamado en la puerta a pesar de estar en un apartamiento viejo con pocos vecinos habitando en los otros cuartos, el miedo se apodero de mi así que acogí un cuchillo y lo guardé en un lugar menos visible y fácil de agarrar y con la misma volvió a sonar la puerta. Toc Toc. "Rayos, el miedo es para cobardes" Pensé llenándome de valor fui y abrí la puerta y al asomarme hacia afuera encontré a una pequeña niña con una capucha negra ocultando todo su cuerpo e rostro.

—Dis-disculpe... S-señor... mi madre no está en casa y.... [Tiembla] —No tengo llave de mi apartamento.... si podía usted.... dejarme quedarme por esta noche.

Quedando Antonio antes la presencia de una pequeña en la cual jamás habíamos cruzado mirada, no me imagine que fuera vecina mía, siento un escalofrío correr detrás de mi espalda note que no había más nadie muchas cosas se me pasaron por la cabeza en ese instante, pero al ver que la pequeña estaba temblando no tuve más opción que dejarla entrar.

—Está bien puedes entrar, pero solo será por esta noche. ¡No quiero tener malos entendidos!

Se alegra la pequeña: —¡Gracias señor! -Termina entrando a la casa.

—¿Has comido algo? ¡Bueno... lo que tengo para ofrecerte es... carne!! Y... "Rayos! Sera mejor esconder la cerveza"

Al compartir una parte de mi comida con la pequeña, su expresión sombría se notó de felicidad viendo que llevaba una capucha tan grande de ahí saco una especie de fruta.

—Por su amabilidad señor, tras dejar entrar a una desconocida que ni usted conoce. Tiene un buen corazón, por eso como pago le doy esta Manzana.

—¡Gracias!

Al coger la manzana a simple vista se veía jugosa y sabrosa, la mirada expectante de la niña diciéndome que la probara hicieron aún más difícil controlar la tentación, así que al tomarla entre mis manos le di un gran mordisco sintiendo su agridulce sabor.

—Mmm! Había pasado tiempo en que no había probado una manzana tan deliciosa. -Exclame.

—Me alegro que le haya gustado señor, ¡Por su bondadoso corazón... ¡Usted, suplantara mi historia!

—¿Eh... acabar de deci-

Al sentirme un tanto mareado de repente la sombra de la pequeña se había convertido en una vieja con rasgo feo, pelo blanco y una gran túnica negra como si fuese su cuerpo. La conciencia la estaba perdiendo ya que al caer me di un golpe contra la mesa cayendo finalmente al suelo, y cuando abrí los ojos-

—¿D-donde estoy? ¿Quien...? soy yo?

Me vi parado en el interior de un bosque lleno de naturaleza verde, con la memoria perdida y con un severo dolor de cabeza que parecía un gran chichón.


[Volviendo al Presente, del Dia.]

—Uno, Dos, Uno, Dos, Uno, Dos.

En cada mañana al despertar me acostumbro a rear la tierra desde temprano con los materiales de minería que encontré en un especie closet dentro de la cabaña, sembrado nuevamente semillas de otras frutas era un trabajo muy laboral así podía mantener mi fuerza en un nivel mayor, después tocaba hacerme por mí mismo el desayuno poco a poco aprendí como cocinar gracias a los consejos del pequeño espejo mágico.

—¡Ahí esta! Buen provecho~

—Oh, ¿Ya has comido Karans? ¡Ahora es hora de tu practica!

—Ugghh!

La manzana envenenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora