La manzana envenenada

Episodio 5-Un Principe Encarcelado.

En el interior del palacio muchas cosas malas decían de mi entre mis espaldas.

—El mato a su madre después de haberle dado a luz

—Ellos dijeron que incluso el propio emperador lo abandono.

Yo era el hijo de un soberano reinando, que tras nacer obtuvo la belleza de su madre con unos lindos rasgos de una piel clara como porcelana, labios rosado carmesí, pelo negro oscuro y ojos profundos ojos azul marino que eran totalmente cautivadores, esa eran las referencia para distinguir mi belleza entre los nobles, siendo el primer príncipe más joven y más indicado para conllevar la corona sobre mi cabeza. A los ojos de mi padre no lo creía.

Siendo el primer príncipe quien se convirtió en el primer maestro de la espada a una edad temprana a los 10 años, mi padre el emperador se había buscado una nueva emperatriz para calmar su soledad en el corazón era una mujer con una elegante belleza se podía decir, pero a simple vista se había notar una serpiente capaz de engancharse los colmillos a cualquiera y el primer en caer fue mi padre, cuando yo cumplí los 13 años.

—Que mal que en estos tiempos el cielo llora por la muerte del emperador.

—Ahora que no hay obstáculos, ¿El príncipe se encargara del trono?

—Shh! No debemos divulgarlo. Todavía existe la reina se dice que estaba embarazada del emperador, pero... aun no se sabe si es verdad o no esa noticia

—Oh my! Ya que el emperador no se encuentra más entre nosotros. [Sonreír.] —Yo misma cuidare d su alteza el príncipe.

Al sentir su escalofriante palabra la vida en el castillo fue más dura de lo que creí, los sirvientes uno a uno dejó de atenderme, los caballeros que alguna vez confié todos ellos empezaron a evitarme. Y peor aún las comidas que eran servidas había algo más un simple sabor.

—¿Qué haces sin comer? ¡Príncipe!

Teniendo que soportar su presencia y la comida que contenían veneno en su interior, estaba a punto de perder todo sentido del gusto así que tratando de entrometa entre sus asuntos, de repente recibí la noticia de que se había golpeado la cabeza haciendo perder la memoria. Pensé que su personalidad y su modo de tratar había cambiado y lo tome como una cosa sin interés ya que la conocía toda mi vida, pero resulta ser que era verdad todos los sirvientes fueron cambiados, los caballeros fueron disciplinado y la mujer que es mi madrastra su forma de hablar y verme también cambiaron.

—Lean!

Su suave cabello rubio y sus elegantes ojos verdes aceitunas era más deslumbrantes que la luz del sol, y su calidez al abrazarme se tornaron un poco desgastarte pensaba que su cambio era para bien y tratando con ella sin abrir mi corazón al parecer mis acciones le dieron una idea equivocada.

—¡No perdonare a nadie que se Cruza en el camino de Lean! -Dice la reina en forma de celos.

No había nada que la reina hiciera por mí, a pesar de muchas veces confrontarla su suave mirada se tornaron en una obsesión de apego y todo lo que yo creía en ella, cambio para mal. A pesar de que teníamos una relación de hijastro y madrastra ella permaneció por devota por algunos años en adelante, cuando ya había cumplido mi mayoría de edad 21 años estaba listo para liderar el trono y conseguir un buen partido a matrimonio. A pesar de tener una buena decisión en pie, la creciente ansiedad de la reina se había convertido por segunda vez una obsesión amorosa y todos lo que se me acercaban terminaban heridos o encarcelados.

—Lean Prezis! Aléjate de esa mujer inmediato.

—¿De que estas hablando? ¡Ella es la Duquesa del norte!

—¿Es así? ¡Tú me tienes a mí! ¡¿Eso no es suficiente?!

—Estoy harto de esto. Intentas amarrarme cada oportunidad que tienes.

—No, yo solo- *Asustarse*

—Suficiente, me voy. ¡Sera mejor que pienses bien en tus acciones en el futuro!

Las puertas de la vida fueron cerradas antes de ella remediara sus errores, abandonada y sola sus lágrimas fluyeron sin terminar lograr en reconstruir su relación, y a pesar de que quiso verlo y buscarlo constantemente el príncipe siempre la evitaba.

"No he podido dormir en esto días..." Piensa la reina. "Tal vez debería ir a caminar" Tras una cierta tarde en el adentrar del palacio, la reina fue en dar un paseo por los bellos rosales en plena floración, al darse cuenta en su mirar noto con gran asombro al príncipe Lean que rápidamente su agotada vida se llenó de felicidad y deseo de volverlo a ver. Pero su radiante sonrisa fue borrada cuando a su lado estaba entrelazadas de manos con un joven chico caballero de hermoso cabello negro y ojos violetas.

"¿Quién es ese tipo?" "¿Como te atreve a pegarse amorosamente a Lean?" Enojado de ira, vio como el príncipe la ignoro y se fue apartando con su acompañante sin antes dirigirle la mirada, la decepcionante mirada de la reina se convirtió en una ira que hizo un prevé contrato con un mago oscuro que le dio una pócima para matar la vida del príncipe pero para no sospechar no quería que fuera dentro del castillo si no que hizo mandar a un cazador para que hiciera todo el trabajo al príncipe el se había negado.

—Pero majestad, es el Príncipe. -Dice el Cazador.

—¡Silencio, no sabes como castigo a lo que me obedecen!

—Si.... sí majestad.

Al dar un paseo fui embocado por unos ladrones que al tentarme una trampa me inyectaron una especie de veneno, y mandándome lejos entre un carruaje a otro continente en la cual mi paradero fue en una villa rural pero sin tener idea como regresar, y además el veneno que me había inyectado siendo ya inmune a eso en vez de matarme redujo mi tamaño a un adolescente de 17 años. Tratando de valerme por mi mismo me uni a un grupo de mercenario para trabajar como cazador de bestias, pero debido a mi gran talento inapto en la espada fue severamente expulsado por el grupo dejándome inconsciente en el bosque.

"¿Este ahora es mi fin?" "¡Si es así será mejor dejarlo ir!"

—Aléjense de, el animales.

"Uh? ¿Que fue eso?" "¿Quién anda hay?"

—¡Esta vivo! ¡Vamos, te ayudare por esta ocasión! ¡Espero no me lances una maldición o algo!

"Que cálido! ¡Dijo, maldición! ¡Si es un hechicero malvado...! ¿porque tendría que ayudarme?"