Dicen que el amor es un sentimiento agridulce y adictivo que se vuelve inevitable.
"Esto es lo suficientemente incorrecto pero él hace que se sienta tan bien.
No debería sentirme así, ¿Por qué se siente tan bien?"
Donde Seungmin es un doctor con e...
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El sonido ensordecedor de la lluvia golpeando contra el suelo y los fuertes vientos sacudiendo los árboles creaba un caos que amenazaba con deshacer todos los meticulosos preparativos para la boda. Desde la ventana, Seungmin observaba con desesperación cómo la tormenta se intensificaba, transformando lo que debería haber sido un día de ensueño en una pesadilla imprevista.
El escenario que habían creado con tanto cuidado se desmoronaba ante sus ojos, como si la furia de la naturaleza estuviera decidida a sabotear su felicidad.
Los toldos blancos que cubrían las mesas se agitaban violentamente, y los delicados arreglos florales eran arrastrados por el viento, dispersando pétalos y hojas por todo el jardín.
— Esto es un desastre — dijo Yeji al morderse las uñas — ¿Qué haremos?
— Esperar a que la tormenta se detenga — respondió Ryujin desde atrás.
— ¿A ti te parece que esto va a detenerse pronto? — refutó la otra caminando de un lado a otro. Aunque ella no fuera la novia, se sentía igual de estresada al pensar que el gran día de su mejor amigo se estaba viniendo abajo sin que nadie pudiera hacer algo al respecto.
— Estoy tratando de tomar la situación con calma.
—No hay nada de calma en esto.
— ¿Por qué me gritas?
— No estoy gritando.
— Basta, las dos — intervino la directora Park desde un rincón de la habitación donde tomaba una copa de champagne relajadamente. — Ninguna está siendo de ayuda.
El corazón de Seungmin latía con fuerza en su pecho mientras luchaba contra la sensación de impotencia que lo abrumaba. Cada gota que golpeaba el suelo parecía ser un recordatorio de todas las veces que la lluvia había traído desgracias a su vida. De nada sirvió su constante revisión por el clima de ese día, pues el diez porciento que estaba pronosticado se disparó de un segundo a otro.
La puerta de la habitación se abrió y Seungho apareció con el entrecejo marcado.
— El jardín está arruinado. – mencionó con decepción al acercarse a Seungmin – Hablé con el gerente del hotel y dejarán que la recepción sea en el salón de abajo, pero... – resopló pesadamente frotándose la frente – el juez no ha llegado, me enteré que cerraron algunas calles, debe ser por la tormenta.
Yeji, bufó molesta arrugando su vestido.
— Esto es increíble – se quejó yendo directo a Jihyo – no puede ser que todo esto pase justo hoy. – sirvió un poco de champagne para ella también y lo bebió de un trago.
— Hijo, ¿Qué quieres hacer?
No podía pensar claramente con todo eso pasando a su alrededor. Un nudo le tensaba el estómago y sentía que en cualquier momento podía romper en llanto ante la frustración.
