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Unas cuantas llamadas me fueron suficientes para solucionar el asunto de alojamiento de Sabrina. Un tipo al que conocí un día en uno de los destajos que realizaba con regularidad a fin de obtener más dinero me habló en su día a cerca de que se estaba mudando y dejaría su apartamento en alquiler, pero que no quería dejárselo a cualquier persona. Y dado que ya yo barajaba la opción de irme a vivir solo, le pedí que me informara cuando se estuviera yendo a su nuevo departamento.

Tuve que desembolsar de mi bolsillo dos meses de fianza por adelantado pero eso no supuso ningún inconveniente ya que lo hice de forma desinteresada y por echarle una mano a una compañera que lo necesitaba en ese momento. Obviamente no le mencioné lo del depósito anticipado a Sabrina, no tenía porqué enterarse. Sencillamente la llevé al piso y le dije que no se preocupara por el abono de los dos primeros meses, que mi "amigo" me hizo un favor y únicamente tendría ella que comenzar a pagar desde el tercer mes.

Trabajaba prácticamente todos los días, estaba comenzando a manejar importantes sumas de dinero que jamás habría imaginado poseer. En ocasiones curraba de aparcacoches, vigilante de seguridad, botones y de recadero en fiestas privadas; en unas había más trabajo que en otras. De recadero se ganaba más, sólo debía entregar unos paquetes a donde me indicaran; no hacía preguntas.

Tras finalizar la jornada en la cafetería me fui derecho a casa para cambiarme de ropa. Había declinado todos los destajos aquel día por el hecho de que tenía previsto ir al cine con mi madre y mi hermanita a ver una película que se estrenaba. Se trataba de una adaptación al cine de una de las historias de Blue Violet; una de las escritoras favoritas de mamá, que había logrado que una de las grandes producciones de Hollywood llevara a la gran pantalla su libro 'The F word'.

—Por aquí, mamá. Estos son nuestros asientos.

Me cercioré de que nos adjudicaran los mejores asientos al comprar las entradas para que pudiésemos disfrutar los tres de la experiencia, sobre todo mamá y Julia.
Aunque trabajara tanto debía encontrar el modo de pasar tiempo con mi familia. Pues uno nunca sabe. Razón por la cuál intentaba no perderme los desayunos y los pequeños pero especiales momentos con mi hermanita y mi madre.

—Iré a por palomitas y unos refrescos, ¿vale? —Aprovechando que la película no empezaba todavía, salí a por algo de picoteo.

—Sí, hermanito.

Mientras esperaba mi pedido oí unas voces femeninas unos metros detrás de mí. Al principio las ignoré, hasta que un consabido delicioso perfume se aventuró por mis fosas nasales, haciéndome arrugar el ceño instintivamente, y una de las voces me resultó familiar.

Ya habiendo tomado mi pedido me giré y la vi, encontrándome con sus preciosos ojazos y su rostro angelical. Mi corazón se aceleró. Era ella. <<Lo sabía>>. Llevaba un corto vestido negro, hasta las rodillas, con volante, unas botas góticas, y un collar de nilon también negro. Iba acompañada de dos mujeres lindas, delgadas y altas como ella. Una llevaba el cabello liso y castaño, unos vaqueros ajustados y un top oscuro. La otra tenía el cabello cobrizo, ojos verdes y una falda larga con un blanco top elástico de mangas largas. Eran muy hermosas, sin duda. Sin embargo, mis ojos sólo se fijaban en ella.

Me acerqué a saludar..

—¿Coffeeboy? —sus facciones se contrajeron al verme— Qué coincidencia.

—Hola, señorita Haylie. ¿Cómo está?

—Bien, bien. Gracias. ¿Y tú? ¿Vienes con tu novia? —inquirió al constatar el cubo de palomitas y los dos refrescos. De no tener las manos ocupadas me habría rascado la oreja. En su defecto, sólo me reí, nervioso.

ENCRUCIJADA: Amor o venganza [🔞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora