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Zayn Malik

"Hay heridas que no cicatrizan".

Llegué temprano a casa aquella tarde, había quedado con mi madre en ir a visitar juntos la tumba de mi hermana. Lo hacíamos todos los meses. Habían pasado tres años mas la herida seguía abierta y el dolor, presente como inolvidable.

Mamá se sentó a orillas de la tumba, limpió las ojas secas que habían sobre esta y depositó el ramo de lisianthus que compramos en una floristería de camino al cementerio.

Aún no me acostumbraba al hecho de que Julia ya no estuviera entre nosotros, ninguno lo hacíamos en realidad. Algunas noches me quedaba despierto hasta muy tarde, con una sensación de vacío enorme en el pecho, pensando. Si tan solo hubiera tenido el teléfono encendido aquella noche habría podido estar con Julia y la habría protegido de ese malnacido. En ocasiones veía en sueños esos ojitos claros llorando, el dolor y el miedo reflejados en ellos.

No olvidaré jamás aquel llanto apagado.

Quizá madre no lo supiera pero a ella la oía llorar por las noches, demasiadas noches tal vez, cuando me levantaba porque no podía conciliar el sueño.

Al llegar a casa me ofrecí a preparar la cena, tenía una noticia que darle a mamá y esperaba que eso la distrajera un rato, por mínimo que fuera. Conversábamos tranquilos a cerca del proyecto mientras me ayudaba a poner la mesa, antes de que el sonido del horno me indicara que la ratatouille estaba lista. La presentación era sencilla: una cama de verduras que quedarían bajo la langosta que previamente había dejado cocinándose a fuego lento en una sartén con mantequilla y algunas hierbas aromáticas. Un plato sencillo pero delicioso.

—Hmm. Está riquísimo, hijo —declaró mamá tras darle el primer bocado.

—Gracias, mamá. Aprendí de la mejor cocinera del mundo —añadí orgulloso, sirviéndole una copa de vino sin alcohol. Pues ella no consumía alcohol, es más, lo detestaba.

Durante la cena conversamos sobre diversos temas. Además, mamá me dio algunas ideas para hacer el proyecto más atractivo y beneficioso. Tenía ideas tan impresionantes que podría incluso decir que se adueñó del designio por completo.

—Y otra cosa más que podrías hacer es contar con la participación de miembros de las familias damnificadas en el momento de la plantación. Hacer que se sientan integrados en el proyecto —prosiguió mi madre ilustrándome el camino hacia la victoria—. Y que la empresa se asegure también de invitar a alguna figura pública al acto para mostrar que apoya la causa, eso sí, deberá ser alguien que esté comprometido con el medioambiente. De ese modo os ganaréis la confianza de la gente.

—Tus ideas son realmente magníficas, mamá —expresé maravillado—. En serio, no sabes cuánto te lo agradezco.

—No tienes que agradecerme nada, hijo. La idea principal nació de ti. Yo sólo te he dado pequeñas recomendaciones, nada más —dijo con humildad. Sin embargo, lo cierto era que sin sus aportaciones no creo que habría sido capaz de hacerlo mejor. Y así se lo hice constar.

—¿Pero de qué hablas, mamá? Si prácticamente tú me hiciste todo el trabajo —negué con la cabeza, dejando aflorar una gran sonrisa en mi rostro—. Ya verás, este plan será todo un éxito y hará a la empresa ganar millones —proseguí interviniendo—. El presidente se quedará tan impresionado que querrá dejarme a cargo de más proyectos importantes. Ascenderé deprisa, quizá me nombren jefe de proyectos sociales o algo por el estilo. Viajaré constantemente —dije sobreconfiado—. Mamá, ganaré tanto dinero que podremos viajar a cualquier lugar del mundo cuando lo queramos, y tendremos todo lo que siempre hemos deseado. Seremos muy felices, mamá. ¿No te parece maravilloso?

ENCRUCIJADA: Amor o venganza [🔞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora