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Zayn Malik

Dereck, el asistente personal del presidente Dowshon entró a mi despacho sin siquiera llamar a la puerta. Que escalase niveles tan rápido dentro de la empresa no le hacía ninguna gracia. Desde el primer día en que llegué me tenía cierta manía, y el hecho de que ya yo ostentase una gran responsabilidad no cambiaba nada en absoluto en su trato.

Dejé la tarea que me encontraba realizando en ese momento con el ordenador, me apoyé en el respaldar de mi asiento entrelazando mis manos, adoptando una pose recatada.

—¿Es que no te enseñaron a llamar antes de entrar? —fulminé con la mirada a Dereck, quien permanecía apoyado al marco de la puerta mascando de manera descarada un chicle, mirándome con desdén.

—Como sea —rodó los ojos—. El presidente quiere verte en su despacho en media hora.

No sabía qué cojones tenía ese imbecil en mi contra que le empujaba a dirigirse a mí siempre con esos aires de superioridad y desprecio. Tampoco es que él me agradase precisamente pero yo en ningún momento le había faltado al respeto.

Claramente me estaba provocando, pero no iba a ceder. Mi mueca se curvó en una ligera sonrisa socarrona que Dereck no podía ver debido a que mis manos ocultaban mi boca, sin embargo sí que pudo entrever la picardía en mi mirada. Ese inútil no tenía ni la más remota idea de con quién se estaba metiendo y lo lamentaría.

Tan pronto como Dereck se retiró tomé el teléfono de mi mesa y llamé a Yvette a mi despacho. En menos de cinco minutos unos golpecitos en la puerta me avisaron de la presencia de alguien.

—Pasa, por favor —le di luz verde a la linda mujer delante de mí para que entrara—. Disculpa las molestias, sé perfectamente estáis  muy desbordados en estos momentos.

—Tranquilo, así me distraigo un rato —comentó, mostrándose cordial en todo momento.

Yvette tomó asiento con total libertad. Estábamos en confianza.

—¿Y bien? ¿Qué necesitas saber? Por teléfono dijiste que se trataba de Dereck, ¿no?

—Sí, así es —confirmé—. Oye, ¿sabes qué le pasa a Dereck conmigo? Creo que no le caigo especialmente bien que digamos —expuse—. A ver, no es que me importe, la verdad me trae sin cuidado si le caigo bien o no —maticé, ante la mirada divertida de mi colega—. Pero el caso es que siempre que se dirige a mí lo hace con menosprecio, no sé. Me gustaría saber si es así con todos o es solo conmigo.

—A ver, Zayn, está claro que no te has dado cuenta porque eres un pasota, pero Dereck es así con todo el mundo, ¿sabes? Se cree el dueño de todo por ser el asistente personal del presidente. Nadie puede despedirle, ni decir nada. Nadie. Ni siquiera el jefe personal tiene autoridad sobre él —añadió.

Se me arrugó el ceño ante ese último dato. Yvette asintió, reafirmando sus palabras.

—¿Y eso? —demandé curioso.

—Pues vete tú a saber —dijo mi compañera, levantando los hombros y las manos, dándome a entender que no se sabía la respuesta.

Me quedé meditabundo un instante, pensando en cuál podría ser la razón por la que el jefe personal de una empresa tan grande como la Dowshon company no tendría autoridad sobre un simple empleado. Da igual que sea o no el asistente personal del dueño, un jefe personal debería estar por encima de todos los empleados sin excepción alguna.

—No estoy segura de si será cierto o no pero, —Yvette hizo una pequeña pausa inclinando su cuerpo en mi dirección después de echar un vistazo hacia la puerta, como si no quisiese que alguien más pudiera oír lo que estaba a punto decir— se rumorea que Dereck se la chupa al presidente —añadió con cierta befa.

ENCRUCIJADA: Amor o venganza [🔞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora