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Zayn Malik

Al finalizar la jornada laboral bajé rápido al parking y me quedé a esperar en el interior de mi automóvil a que apareciera mi objetivo. Había estudiado sus movimientos durante toda la semana:se dirigía todos los días después de trabajo a un local de ocio nocturno, donde se quedaba en la misma mesa y el camarero le servía invariablemente la bebida habitual cada noche.

Ese día, se vería con el alguien en una vivienda situada a media hora de la empresa. Lo supe porque unas horas antes de la salida, había ido al baño a plantar un pino, cuando por casualidades de la vida, alguien más entró. Ese alguien en cuestión hablaba por teléfono en voz baja, como si ocultara algo. Por el timbre de su voz y por la conversación, deduje que él y quien quiera que estuviera al otro lado del teléfono debían mantener un idilio amoroso.

Solo transcurrieron pocos minutos cuando éste se dejó ver. Se subió a su vehículo y se puso en marcha, yo siguiéndole a una distancia prudente. Antes de llegar a su destino se detuvo en una farmacia de la que salió con una bolsa pequeña. Cuando por fin llegamos al destino, observé que se trataba de una pintoresca urbanización de alto standing. Todas las viviendas eran además de idénticas y opulentas, estrafalarias.

El hombre al que seguía aparcó frente a una de las casas, se bajó de su automóvil y entró en la vivienda. Encendió las luces.

—Dereck, Dereck. Veamos qué ocultas —estaba ansioso por saber la identidad de la persona con quien había quedado Dereck.

Después de lo que me había contado Yvette, y de lo que creí haber visto aquel día, deseaba que fuera cierto todo y tuviera así algo que me permitiera agarrar por los cataplines, metafóricamente, a Dereck.

Aguardé paciente dentro de mi coche, al otro lado de la calle, con cuidado de no ser descubierto. Agradecí el que mi coche tuviera los cristales tintados.

Cerca de media hora más tarde un vehículo de alta gama apareció, deteniéndose justo detrás del coche de Dereck. Lo reconocí, había visto aquel coche innumerables veces.

Un hombre grande y fuerte descendió del automóvil y se encaminó a la misma vivienda en la que minutos antes había entrado Dereck, no sin antes echar un vistazo por encima de sus hombros con el fin de cerciorarse de que nadie le seguía u observaba. Y como si Dereck hubiera estado aguardando tras la puerta, la abrió incluso antes de que sonara el timbre, permitiéndole así el paso a su imponente invitado.

Los ojos se me abrieron como platos.

—Ay, la virgen —exclamé incrédulo, conteniendo una risa socarrona. No daba crédito a lo que veían mis ojos—. ¿Eso es...un conjunto de servienta?

Entonces até cabos.

Ya con ambos sujetos en el interior, me las ingenié para acercarme a la propiedad con sumo sigilo. Agradecí que hubieran arbustos alrededor de cada vivienda y, debido a que estaba oscuro, difícilmente podía alguien descubrirme. Y confieso que el que las paredes fueran de cristal me facilitó el poder contemplar todas sus acciones. Quizá pudiera dar la impresión de que estuviera fisgoneado pero, la verdad es que tenía mis razones.

Dereck cogió la chaqueta de su invitado para guardarla, luego volvió con un vaso de licor y se lo entregó. El hombre poseía un cuerpo descomunal para la edad que tenía, claramente le dedicaba muchas horas al gimnasio en su juventud y todavía continuaba haciéndolo, aunque con menos frecuencia tal vez. Pero aun así era un bestia. A su lado Dereck parecía un polluelo.

El invitado se sentó en el sofá, reclinándose cómodamente con las piernas abiertas mientras su sierviente, mejor dicho sirvienta, Dereck, tomaba de vuelta el vaso; ya vacío. No había que ser Einstein para entender que esos tenían una especie de relación/juego o como quieran llamarlo, donde el hombre de más edad era obviamente el amo y Dereck, su sumisa. Porque el conjunto de sirvienta sexy que llevaba puesto lo decía todo.

ENCRUCIJADA: Amor o venganza [🔞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora