45- Itachi

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Fiel a su palabra, sabía que me iba a dejar para el final, pero mis pelotas ya estaban preparadas. Mire la imagen de ella dormida sobre el pecho de Izuna, no reconocí el lugar, pero supe que era la habitación de ella en casa de su madre. Me lo dijo Sasu cuando le pregunté dónde estaba. El gemelo insoportable la había llevado a recoger ropa y descansar un poco antes de volver a la clínica a cuidar a la pequeña. Hoy iniciaban las pruebas con el suero que creo Kabuto.
La prueba parcial realizada por Shizune en nuestra casa mostraba que la degradación celular se detenía.
Cuando confirmaron eso, senti que un enorme ladrillo se retiraba de mis hombros.

Miró la foto de nuevo, la sonrisa arrogante de Izuna, mientras les dice a Mad y Sasu que la pelirosa se va a demorar un poquito en regresar porque la dejo muy agotada.
Engreído. No tengo dudas de que la agotó, dos de una igual que su maldito hermano. SaKu tiene suerte si puede caminar luego de pasar por la cama de esos bastardos.

Si no fuera por esta estúpida misión de último momento, la tendría gimiendo mí nombre.

Con la pequeña en la clínica, Sasu, Mad y Saku, turnandose para cuidarla, Shisui junto a Izuna vigilando a Yakushi.
Solo quedamos mí hermano y yo para ocuparnos del inversionista.

El programa de reconocimiento facial, nos dice que está a dos malditos pueblos de distancia.
Odio jodidamente viajar. Muchas cosas pueden salir mal en un viaje así, de último momento.
¡Joder! Habíamos dicho misiones tranquilas, seguridad en alguna fiesta privada, eso es lo que quería hacer. Sin embargo estoy cazando ratas por la ciudad.

— ¿Estás listo?

Obito asoma por la puerta de mí habitación.

Cierro el bolso y me muevo hacía él con el ceño fruncido.

— Listo.— Muerdo las palabras y mí hermano se ríe.

— Será un paseo encantador contigo y tu cara de culo. Mira... — Me agita la mano frente al rostro.— Estoy temblando de la emoción por hacer este puto viaje.

— Idiota...— Suelto molesto.

sin embargo, las primeras dos horas de viaje son bastante tranquilas. considerando lo moleste que puede ser mí hermano mayor.
La ruta está despejada por ser tan temprano.
Reviso mí tiempo, y suspiro feliz, quizá terminenobantes y pueda volver a cubrir a mis primos, quiero tener a Saku para mí, ya todos ha estado con ella. Es casi nuestra, sola falta que haga mí reclamo. La deseo malditamente mucho.

Cuando empiezan a aparecer los camiones de transporte, se nos termina la paz.

— ¿Cómo diablos obtienen sus jodidas licencias? Ese imbécil adelante rompió diez normas de tránsito en la última hora.

Gruñó y me quejó tanto que Obito acaba poniéndose los auriculares y fingiendo que toma una siesta.
Menudo acompañante.

Paso la siguiente hora de viaje, escuchando música para evitar pensar en los malditos camioneros que se creen dueños y señores de la ruta.

— ¿Por dónde vamos?— Obito revisa el GPS y sonríe.

— Si, ya estamos cerca. El cabrón de adelante lleva la misma velocidad de hoy, con su tremendo acoplado lleno de troncos, y aún no morimos como en "Destino Final".

— Hermano, ¿Alguna vez te dije cuánto me gustan tus discursos? Deberías ser alguna especie de motivador. Eres tan positivo.

Se burla antes de alcanzar una de las bolsas de viaje y prepara café para ambos.

Necesito la cafeína casi tanto como estar tumbado en mí cama con Sakura montando mí pene.
En mí lista de prioridades, diría que eso es lo más importante hoy por hoy.

Llegamos al lugar que nos marca el programa de Asuma.
Es bueno tener amigos entre los federales, sus juguetes son mejores que los nuestros.

—Pago en efectivo desde que huyó. Kakashi dice que el tipo es un paranoico, de alguna manera, sospecha o sabe que el laboratorio y el depósito no volaron por las máquinas.— mí hermano revisa el área. Hay dos hoteles pequeños y un par de almacenes.
La entrada a la ciudad esta vacía, y es muy temprano para que haya movimiento. —No creo que esté lejos de la estación. Si quiere irse rápido se mantendrá en las zonas de mejor acceso a las salidas.

—Está huyendo, asustado y con información que podría reiniciar esos experimentos de mierda en otro sitio. Tiene el dinero y no figura en ningún lado como benefactor del laboratorio. Escapar es su prioridad.— Señalo el hotel que está a una calle de la estación.

—Vamos. Si no está allí, podemos revisar el que sigue. No ha salido del lugar, las cámaras no lo detectaron.

Estacionamos y nos movemos lo menos militares que podemos.
Tratando de parecer relajados, y solo de paseo.

Obito paga una habitación por la noche, y le cuenta a la recepcionista que estamos viajando a último momento, al siguiente pueblo, para el velatorio se nuestro amado tío. Apenas salimos de la empresa para que la trabajamos y montamos el coche para poder llegar a tiempo, pero estamos cansados y necesitamos unas horas de suenoyantes de volver a la ruta.

La chica, embelezada con mí hermano añade un desayuno completo a nuestra habitación, aunque pagamos por el servicio básico sin ningún beneficio extra.

—¿Hay más huéspedes?— Consulto disimuladamente, aun no es temporada, y no vi mucho movimiento por la ciudad.— Comento despreocupado mientras mí hermano busca nuestras maletas, que no contienen nada de ropa están bien abastecidas de armas, pero la recepcionista no lo sabe.

—Una familia en el seis "C", y un hombre solo en el tres "B". Responde distraída.

—Gracias cariño.— respondo.
Ella me mira con ojos soñadores, le sonrió amablemente y entonces, suelta un tímido "Lamento lo de su tío".
Me seco una lágrima imaginaria y le cuento de los veranos en la granja, ayudando al tío a reparar la cerca, o aprendiendo a montar. Ella se sonroja y se que su mente fue directamente a la zona de "Montar".

Obito entra arrastrando una de las valijas.
Me muevo de inmediato para tomarla y juntos nos movemos hacía el ascensor.
La recepcionista nos despide con entusiasmo y buenos deseos.
Lamentablemente no vamos a descansar bien, tenemos que buscar al maldito inversionista.

Una vez instalados en el quinto "A", cerca de la escalera gracias a los dioses, acomodamos el equipo y esperamos pacientemente.
Bajo y cruzó la calle hacía los almacenes, hay varios comercios y algunas máquinas de ositos.
Tres intentos me toma sacar una jodida ovejita.
Regreso a nuestra habitación.
Obito está terminando de armar un sándwich. Cómo mientras bebo casi de un trago la botella completa de agua mineral.

—Ten.— le arrojo el peluche. Lo atrapa en el aire y lo observa. Deberías sacar otro más para la apestosita.

— Ese será para ella, no lo ensucies.

Obito sonríe de lado. Luego sale de la habitación, con la oveja colgando de su mano y se mueve hacía el sexto piso.

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Los hermanos andan a la cacería de un inversionista fugitivo.

Ya pronto van a terminar de atar hasta el último cavo suelto y asegurarse de que el futuro de Sarada este seguro.

Nos leemos en un rato cuando acabe de editar el siguiente capítulo.🤭💕


"Misión: Bebé" Sakuharen 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora