57- Sasuke

413 97 10
                                    

El sudor empapaba mí espalda y las pesadillas habían vuelto.
Apreté los ojos, mí mente explotando con imágenes que había dejado atrás. Al menos eso creía.

"Unos ojos negros me miraban desde arriba, sentía el hombro palpitando de dolor. El maldito reía mientras orinaba sobre mí. Luego pateo la tierra. El polvo se adhirió a mí piel húmeda de sudor, pis y tantas otras cosas.
Sentí a mí hermano gemir, cuando otro de los tipos pateo su espalda. Acababan de traerlo de su seción de tortura matutina. Pronto el sol estaría tan alto que desearíamos morir de una buena vez.
Con mí rostro hacía abajo, para no provocar al imbécil que acababa de mearse sobre mí, espere a que nos dejarán solos y pregunté a mí gemelo cómo estaba... Solo gimió.
Seguimos atados en medio del campamento, a la intemperie. Las temperaturas bajaban de noche, pero el sol nos quemaba de día.
Sabía que no íbamos a soportar mucho más de esto. Estaba listo para reunirme con mis padres, solo resistía por Izuna. No podía dejarlo. Si alguno de nosotros moría primero el otro estaría devastado. Me obligue a soportar. Me obligue a tomar lo que me daban y aguantar."

Los meses de terapia y rehabilitación se fueron al desagüe en una semana.
Este lugar de árboles, con tanto verde al rededor. Desencadenada recuerdo que no quería tener.

Jadee, buscando aire en la oscuridad de la madrugada.
Sentí el pequeño cuerpo de Sarada pegado a mí pecho, su respiración lenta, suave, constante. Trate de igualar su ritmo y me concentré en ella. Su olor a bebé, el jabón floral de glicerina con el que la habíamos bañado antes de dormir...
Luego sentí la mano de Saku, suave, pequeña, acariciando mí hombro. Me estremecí, un poco avergonzado por haberla despertado nuevamente.

-Lo siento... -murmure.

-Otra vez te estabas quejando- murmuró-¿Sarada duerme?

Gire hasta estar de espaldas y con la vista pegada al techo, apenas iluminado por la luz nocturna de la luna que se filtraba por la ventana, suspiré.

-Si. Está babeando sobre mí brazo. - Trate de sonar casual, de quitarle un poco de peso a la situación. Había esquivado las preguntas hasta que Saku dejó de hacerlas.- Las pesadillas habían dejado de joderme la vida, pero ahora parece que han vuelto, en su versión mejorada.

Ella solo asintió, no podía verla bien, pero sentí el movimiento de su mejilla en mí hombro, una de sus piernas estaba sobre mí.

-Debe haber sido muy duro...- su voz arrastraba tantas preguntas que me gustaría responderle, pero me quedé en silencio.

- Intenta relajarte. Tienes a tu familia cerca, estamos en casa, una casa temporal.- Gruño Izuna desde el costado de Saku. Él me entendía mejor que nadie. Mis problemas de ansiedad y mis tocs se habían agravado durante el cautiverio. No era la tortura de golpes y pasar hambre, o frío. No era saber que podían matarnos en cualquier momento. Era la suciedad, los bichos arrastrándose sobre nosotros, estar sentado día tras día sobre mí propia mierda, era la vista, los árboles que no mostraban ningún camino la densidad de la selva, todo ese verde... La desesperante sensación de mugre pegada a todo mí cuerpo.

Saku se movió para acariciar a mí hermano. El musitó un "te amo nena" que apenas pude escuchar a pesar de estar tan cerca

Estábamos compartiendo la cama con ellas. Hasta que pudiéramos traer unas extras. La cuna de Sarada estaba armada en un rincón, llena de bolsos.
La pequeña mal acostumbrada, dormía de un tirón, solo con alguno de nosotros. Si la poníamos en su cuna nos despertaba al menos tres veces.

- Lo sé. Mí yo consciente lo sabe. El problema es que cuando me quedó dormido, mí inconsciente se divierte creando escenarios en los que no querrías volver a estar.- Le reclamé entre susurros intentando no despertar a la niña.

"Misión: Bebé" Sakuharen 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora