33- Itachi

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Ducha y regresar con las chicas.

Una rápida ducha.

Eso necesitaba...

Porque tenía las putas imágenes de ese maldito depósito, nadando en mí cabeza. Esos tipos estaban jodidos. Muy jodidos.
¿Cómo podían hacer esas cosas? Eso no era ciencia. Era... Era... Diablos no sé que era eso, ¡Una maldita monstruosidad!

Quería bajar al sótano y golpear a ese idiota de Yakushi, hasta que su rostro fuera una masa amorfa sobre el suelo, pero supongo que Mad, Obito y Sasu estaban haciendo justo eso.

—¡Que va! Tocará esperar mí turno.— Masculle, ya desnudo bajo el agua de la ducha. Y lo tendría, de eso no había dudas.

Cuando terminé de bañarme, regrese a la sala.
Sarada se había dormido sobre Saku, que estaba apoyada sobre el costado de Shisu. Mí hermano me lanzó  una sonrisa de comemierda que despertaba unas ganas inmensas de darle un golpe. en medio de su boca. 

—Ya se tomó dos selfies.— me dijo Saku, divertida.

Me acerque a la barra en la cocina, dónde estaba mí teléfono y si, efectivamente había dos imágenes nuevas en el grupo.
Una tomada con Saku mirando a Sarada. Y la otra con ambos mirando la cámara.

—Te quedas, prometo no entrar a ver tu trasero por la madrugada.— le dije tomando asiento junto a ella en el apoya brazo del sillón.

—Te gustan tus bolas azules.— resoplo entre risas.

—No soy el único que las tiene azules nena, contigo rondando por la casa es inevitable.

—Sip, demasiado sexy.— aseguro Izuna.

—Confirmó.— resoplo Shisu.
Ella miró a uno y a otro antes de chasquear la lengua y negar.

—Ustedes están todos locos, ese es el problema.— dijo entre risas.

—No nena, estamos sufriendo un caso grave de bolas azules solo porqué nos gusta tenerte al rededor.— aseguré.

—Yo la tengo abrazada. Voy ganando.— mascullo Shisu.

—Yo la quiero enredando sus piernas en mí cintura. — murmuró Izuna desde su lugar frente al monitor.

Saku tosió. Shisui resopló una carcajada. Mire a Izuna que se giró en la silla con las mejillas rojas.

—¿Pensé en voz alta?— cuestionó avergonzado.

—Tienes unos pensamientos muy pervertidos.— le reclamó ella riendo.

SaKu se levantó para ocuparse de cambiar a Sarada.
Se perdió tras la puerta del departamento de Madara.

Era tarde y los demás seguían en el sótano.

—Voy a bajar.— Anuncie.

—Iba a sugerir lo mismo, ya es hora de reemplazar a Sasu.— dijo Shisu.

—Yo puedo ir.— aseguro mí primo.

—No. Cuiden de Saku y  encarguen la cena. Voy a bajar ahora.

—¿Tienes hambre? Hermano, después de lo que vi en ese subsuelo, no creo poder comer nada por varios días.— resoplo Shisu.

—Mi cerebro se desconecta de mí estómago. Lo siento.— me encogí de hombros.  Y fui hacia la.sala.de lavado, dónde estaba la escalera al sótano.

Era el lugar donde montamos el gimnasio. Solo había un par de máquinas que antes teníamos de forma individual y luego cuando nos mudamos juntos, simplemente las apilamos aquí. También teníamos algunos sofás y pantallas, pero casi siempre subíamos luego de hacer ejercicio.

Había un sistema de ventilación que fue lo primero que instalamos. Si íbamos a sudar como cerdos aquí abajo, queriamos que los olores pudieran ventilarse.
Por lo demás estaba insonorizado, para evitar que si alguno se desvelaba y quería bajar a entrenar un poco, no molestará a los demás que dormían arriba.

El idiota de Yakushi era irreconocible.

—¿Quién de ustedes se ensañó con su rostro?— dije divertido.

Sasu se estaba lavando las manos. Se había quitado la parte de arriba y tenía el torso salpicado de sangre.

—Aquí el geniesito, tuvo la brillante idea de llamar a nuestra bebé: "Un error dentro del proyecto."— gruñó Obito.
Sus nudillos también tenían sangre.

—No olvides que también dijo que debería solucionarlo, acabando con Sarada.— Mada negó riendo.—  El imbécil quiere morir.  No sabe cuándo cerrar la puta boca. Tuvimos que sacarle a papito Sasuke de encima.

El gemelo furioso resoplo desde el baño a un lado de donde estaba Yakushi, gimiendo en el suelo.

Ahora entendía las salpicaduras de sangre en la.ropamde Sasuke.

—Recapacito, por suerte, y va a trabajar en las fórmulas que necesitamos si quiere seguir respirando.— Añadió Obito.

—Ya le informaron que él es nuestro camino corto porque no tenemos mucha paciencia, pero que no es realmente indispensable. Tenemos un gran equipo trabajando con todo lo que Karin robo del laboratorio y aunque nos lleve un poco más de tiempo, podemos completar las fórmulas sin él.— solté alardeando. La verdad era que lo necesitabamos, pero no quería que el imbécil tuviera esa información. O se creyera imprescindible. Si tenía miedo de morir, iba a usar eso a nuestro favor.

—Acabas de hacerlo.— se mofó Mad antes de sonreírle siniestramente. Kabuto Yakushi sollozo y balbuceó algo como "No me maten, haré lo que sea" aunque creo que Sasu le rompió la mandíbula así que no se entendía bien lo que decía.

—Necesito una ducha. Y salir de este sótano.— gruñó el gemelo.

Subió las escaleras antes de que pudiera detenerlo.

Esperaba que su aspecto no asusté a Sakura.

Sabía que Sasuke tenía problemas con la sangre y la suciedad, traumas que quedaron de su cautiverio. Aún así, era uno de los mejores a la hora de hacer interrogatorios y quebrar a los tipos que traíamos aquí abajo.

Mad y Obito, intimidaban solo con su tamaño y fuerza.
Sasu jugaba con tu mente y pegaba duro. Muy duro.

Valoraba que aún cuando esto le costaba mucho, lo hiciera sin rechistar. Eso hablaba de lo mucho que adora a la pequeña. Y lo lejos que iría para protegerla y ayudarla.

—Vamos a poner a nuestro invitado cómodo frente al ordenador. Quiero esas lindas fórmulas completas cuanto antes.

Obito soltó una carcajada.
—Joder hermano, cuando eres tan correcto me das escalofríos.

—Tenia preparadas mis pinzas y cuchillas para jugar con él — señale a Kabuto, que parecía a punto de desmayarse.— Eso debería darte escalofríos.

Madara lo levanto como si fuera un muñeco de trapo y lo sentó frente al escritorio que habíamos improvisado. Luego le esposo los tobillos a la silla.

Fue hasta el mini bar junto a la prensa y saco una botella de agua y un contenedor de hielo para que se ponga en el rostro.
El bastardo estaba tan hinchado que sus ojos eran apenas rendijas.

Le inyectó un calmante de los que preparo Kakashi y le dio el agua.

—No ofrecemos este tipo de trato, espero que lo valores.— dijo con una palmadita en el hombro.— Empieza a trabajar. Si te portas bien, te bajo algo para cenar.

Kabuto asintió y empezó a revisar lo que estaba en los archivos.
Sus dedos se movían torpes sobre el ordenador.

—No tienes acceso a nada. Y todo lo que hagas aquí abajo, lo vemos arriba.— señaló Obito. Luego subio las escaleras.

Dejamos a Yakushi trabajando y seguimos a mí hermano.

Una vez arriba, descubrimos cosas muy interesantes.

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Ando con ganas de leer algo horny, no se ustedes qué opinan...

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"Misión: Bebé" Sakuharen 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora