25- Sasuke

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—Vi las grabaciones de la sala, no canta tan feo. Y mí hermano es malísimo para seguir una coreografía simple.

—Madara opino lo mismo que tú.— Me aseguró Obito.

De lo único que se hablaba en casa últimamente era de Saku cantando y bailando con Sarada cuando volvió de la plaza ayer por la tarde.

Por suerte ya no estábamos cabreados con ella por ocultar que tenía un ex tóxico sobre su trasero.

—¿Entro el pago de nuestro último trabajo?— dijo mi primo, mientras pisaba el puré de zapallo que pronto le daríamos a nuestra pequeña.

Sarada estaba dentro del corralito tratando de alcanzar los juguetes que colgaban del gimnasio para bebés.

—Adora pasar tiempo ahí...— dije perdido en mis pensamientos.

—¿El pago?— me reclamó Obito.

Me moví hacía la computadora. La encendí y revise el estado de la cuenta grupal.

—Si, y el tipo depósito un extra.— confirmé.

—Bien. Toma, dale su puré al engendro. Tengo que lavar la camioneta, el salpicadero está todo embarrado.— gruñó, antes de salir hacia el garage.

—¡Oye! Ahora tiene nombre, no le llames así.— Reclamé, pero el cabron solo se rió.

"¿A quién le toca hacer lavandería está semana?" Pregunté enviando un mensaje al grupo.
La sala de lavado tenía dos canastos llenos de ropa de bebé.

"Está semana le toca a Shisui." Respondió Saku, y luego señalo un mensaje de mí hermano mayor dónde indicaba las tareas de cada uno a principio de la semana.

"¿Quién vota por sacar a la pelirrosa del grupo? Además canta feo." Escribió Shisui, con muchas caritas de risa.

Solté una carcajada, mientras levantaba a Sarada y la llevaba a su sillita.

Mí móvil se enloqueció, entraron unos diez mensajes seguidos, de mis primos, mis hermanos y de SaKu.

No pensé que agregarla al grupo sería tan divertido.
Ella es increíble. Y cada día me tenía más enamorado.
El asunto era que no solo yo la deseaba.

Ella pasaba cada vez más tiempo en el almacen y a veces cuando se hacía tarde, sentíamos la necesidad de pedirle que se quede.
Incluso podía ver que anhelaba quedarse.

"Ponte a lavar Esperancito, mí hija necesita su ropa limpia." Escribió ella arrobando a Shisui.

Escuché la carcajada de Obito, proveniente del garage.

Izuna salió de su dormitorio, con el teléfono en la mano, riendo.

—¿Leíste lo que envió Saku?— sus ojos lagrimeaban de risa.

—Shisu debe estar maldiciendo en todas las lenguas que conoce.— dije.— ¿Recién te despiertas?

Mí hermano asintió, y fue hasta el refrigerador para sacar la caja de leche y beber directamente del envase.

—¡Maldito seas Izuna! No puedes usar un vaso, como la gente normal.— Me estremecí de asco.— No quería tus babas en toda la leche. Eres un idiota.

Se rió, ignorando mí fastidio.

Seguí alimentando a Sarada, que se moría de ganas de meter sus deditos en el plato de puré.

—No en mí turno bebé.— dije serio.

—Le quitas la diversión a la vida hermano.— dijo Izuna mientras pasaba el dedo por el borde del plato, y luego pintaba la nariz de Sarada con zapallo.

"Misión: Bebé" Sakuharen 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora