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Holiii
Mini maratonsito, se los había prometido, no es muy largo, pero espero lo disfruten.










HoliiiMini maratonsito, se los había prometido, no es muy largo, pero espero lo disfruten

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Estaba decidido, Jay invitaría a Jungwon a una cita. Se planteo aquella idea por varias noches, dudo mucho en hacerlo o no, no por el hecho de que se arrepintiera. . .si no más bien, por la cascada de nervios que llegaban a ahogarlo. Debía de tratar de avanzar, espero muchos años aquella oportunidad para simplemente dejarla ir.

Lo peor que podría pasar, es que le dijera que no.


Así que ahí estaba él, Park Jay, frente a la puerta de la casa del castaño, mantenía su mano elevada en un puño semi cerrado, dudaba en sí tocar la puerta o el timbre. Sentía su garganta cerrada, el deseado, increíble y super talentoso Park, estaba a punto de llorar por no poder simplemente invitar al chico que le gusta a una cita.





Soltó un elevado suspiró, respiro profundo manteniendo el aire en su garganta, apreto fuerte sus párpados, era ahora o nunca, movió su mano ligeramente hacia atrás, para impulsar un toque más fuerte.



— ¿que haces? — Sus movimientos fueron bruscamente detenidos por la repentina pregunta a su espalda, conocía esa voz, tan bien como al dueño, y si no lo detenían habría un acto de agresión en ese momento. — ¿por qué estás en casa de Jungwon?





— ¿es su casa? — Soltó una falsa risa mientras observaba al pelirrojo, parado, juzgandolo desde la acera. — Mira que curioso, me confundí, creí que estaba en la tuya — Todo el aire que había estado reteniendo salió completamente disparado.




Ajam — Exclamó, alargando la última vocal. — ¿Estás acosando a mi amigo o algo así?




— ¿¡Qué!?, ¡No! — Grito, lo suficiente alto para ser escuchado por su primo — Solo. . .yo, solo, estaba de paso, si, así que quería saludar. — Mintió.





— ¿De verdad? — Jay asintió frenéticamente mientras bajaba los dos escalones de la entrada de aquella casa, caminando hasta estar a una distancia considerable del bien. — Jungwon no está en casa, sigue en la universidad.



Un pequeño detalle que había olvidado el rubio, Heeseung lo observo con la misma mirada, juzgadora, para volver a hablar:




— Pero si quieres saludar, ahí viene — La mano del pelirrojo señaló a lo lejos, el rubio tuvo que girarse, notando como el castaño caminaba a una gran distancia de ellos, no los notó, gracias a la atención que estaba prestado al suelo.





— ¿¡qué!? — Los pasos de Jay fueron rápidos hasta llegar con el pelirrojo. — Entra — Ordenó, empujando al mayor hasta ingresar a su propia casa.


Los versos de un tonto guitarrista - Jaywon -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora