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Las manos de Jungwon temblaban de manera suave bajo la manta de su propia cama. Por un pequeño espacio libre en la cortina de su ventana pudo ver como la luz de la habitación a lado de él era apagada, la suya propia ya lo estaba.



En esos momentos era grandioso ser vecino del chico que estaba a punto de sacarlo a escondidas de su habitación, que estaba en el segundo piso con la probabilidad de que cayera y terminará muriendo.



Muy dramático.




Giró su rostro observando la hora en su reloj cucu, pasaban de las diez con treinta, su madre ya debía estar dormida así que estaba bien.



Dos golpeteos suaves en el vidrio sacaron al menor de sus pensamientos logrando que sus manos además de temblar, ahora comenzaran a sudar.





Salió de manera lenta de las sábanas, sacando sus zapatos de debajo de su cama para comenzar a caminar hasta llegar a su ventana, tomo su maletin donde estaba su camara sacando de él aquel aparato negro, coloco uno de sus lentes favoritos, hubiera llevado todos, peeo no queria cargar mucho al bajar hasta el cesped. Recorrió la cortina hasta dejar ver al pelirrojo descansando frente al balcón de esta; quito el seguro de seguridad abriendo el vidrio y dejando que una ráfaga suave de viento despeinada un poco su cabello.




— ¿Listo? — El mayor susurro sacando las manos que había mantenido en su bolsillos.





— ¿como subiste?







— Como siempre, con una escalera — Jungwon mostró confusión en su rostro. Todo ese tiempo creyó que Lee hacia trepado hasta su habitación, todas esas noches que ambos se quedaron platicando hasta la madrugada en la habitación del más bajo, Jungwon realmente creyó aquello.







— ¿una escalera? — Sus ilusiones y creencias sobre Heeseung siendo un grandioso amigo se fueron junto a esa escalera.






Ajam mi padre la guarda en la parte de atrás de casa, así que siempre la he usado — el mayor no le dio mucha importancia — Vamos, comenzará en una hora.






Jungwon decidió no darle más vueltas al asunto, coloco ambos zapatos, colgo su camara desde su cuello, para comenzar a seguir al pelirrojo, ambos bajaron hasta el suave pasto que daba la señal de que había salido de casa.









Su primer experiencia huyendo estaba logrando que se sintiera genial, y le dolía admitirlo.





Las manos de Heeseung lo jalaron de manera suave para que ambos comenzarán a caminar por la acera de la calle, las luces amarillas y blancas de las lámparas alumbraban de manera suficiente para que ambos pudieran ir ningún problema.



Los versos de un tonto guitarrista - Jaywon -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora