Lazos del Alma [Twibra]

Capítulo 11

Había tenido un sueño dentro de otro sueño. Al principio no se había dado cuenta, pero después eso no importó demasiado porque al final terminó siendo incluso más extraño de lo usual.

Sombra se despertó lentamente mientras trataba de rememorar las últimas visiones de aquel suceso no del todo inesperado, pero aquello simplemente se le escapaba como el agua entre sus dedos. Sólo pudo recordar que Twilight parecía gritarle algo en la distancia, mientras él simplemente se alejaba cada vez más de ella, caminando hacia el borde de más allá.

La angustia lo recorrió mientras destacaba un pensamiento.

¿Quizás eso estaba relacionado con el otro hecho inquietante que había descubierto y que ni siquiera le había dicho?

Tal vez había hecho mal en no hacerlo.

—Mierda —frotó un punto en su frente cuando se vio obligado a forzar el recuerdo.

Sin embargo, lo único que podía recordar era la sensación de leve asfixia que eso le había dejado. Y aunque ese momento no tuvo idea del porqué, algo dentro de él pareció estrujarse por haberlo hecho. No había sido su intención alejarse de ella. Tampoco le había gustado.

—Tsk, ¿Por qué debería de importarme?

En el fondo sabía que no fue su culpa. Algo de lo que no tenía idea lo había terminado atrayendo lejos de ella.

Sombra cerró los ojos y suspiró profundamente. La cabeza le dolía por el esfuerzo de buscar una solución que ya estaba delante de él desde hacía rato. Su mente regresó a ella, a la voz afligida que pudo notar mientras lo llamaba por su nombre, al sonido de sus pasos en la lejana distancia, haciendo el esfuerzo de llegar hasta él antes de que algo muy malo terminara por pasar.

Pero él se había despertado primero, así que no tuvo la oportunidad de vivir lo que sucedería después. Abrió los ojos una vez más mientras el último resquicio de ese recuerdo lo inundaba. Así como la frustración.

Él ya había soñado con ella antes y nunca se había sentido de ese modo. ¿Entonces por qué su actitud estaba cambiando ahora?

A menos...

Sombra dejó una mano en su rostro y  emitió un gemido cansado cuando comenzó a darse cuenta de lo que quizás podía ser. Pero no estaba del todo seguro.

De todas formas no tuvo la oportunidad de estar pensando demasiado en eso. Algo más había llamado su atención.

—¿Qué demonios? —murmuró cuando se dio cuenta de un objeto fino y largo que había aparecido en su mano derecha. La separó de su rostro y miró aquello con mucho más detalle, y mucha más sorpresa.

Un delgado hilo de un moderado color rojo brillante estaba atado firmemente a su muñeca, pero una parte nacía desde su dedo meñique y bajaba con lentitud para enredarse y después desaparecer en un punto más allá del borde de la cama.