LOS SONIDOS DEL SILENCIO

Oh shit... are we in love?

Oh shit... are we in love?—Valley

—Necesitamos comprar protección.

—Tienes razón, ¿de sabor, texturizados o con lubricante?

Genial, ahora éramos la comedia romántica más ridícula del supermercado. ¿Quién necesita Netflix cuando tienes esta escena en vivo y en directo?

Las miradas de las personas no tardaron en ser como las de aquellas personas en un tribunal que pronto tomarían nuestros cuerpos para ser juzgados.

Un juicio muy, muy largo.

—Lo siento, ¿podrían tomar su decisión sobre los condones más rápido? Estoy intentando hacer compras con mis hijos aquí.— intervino una voz desde atrás.

—¡Yeonjun, mira lo que has hecho! —exclamé sintiendo el rostro arder. —¡Me refería a protección para ir con los Asfálticos! Rodilleras, coderas, ese tipo de cosas... —seguí cubriéndome el rostro avergonzado.

—Oh, vaya... qué decepción me he llevado.

Escuché cómo se reía por debajo y tomó el carrito de compras, a lo que le seguí los pasos a un metro de distancia. Para ser honesto, era un poco molesto; llevaba meses siguiéndome a cualquier lado que iba, y esta no fue la excepción.

Después de algunas clases, había decidido salir al supermercado a comprar algunas cosas que necesitaba y regresar de inmediato, pero fue en vano escabullirme entre los arbustos. Este desgraciado estaba arriba de un árbol, observándome, riéndose de mí. Lo siguiente que recuerdo es que me siguió hasta aquí.

—¿Tú... ya lo has...? —detuve mis pasos mientras jugaba con las latas de tofu enlatadas con mi dedo índice derecho. —Ya sabes...

—¿Saber qué? —se cruzó de brazos y alzó ambas cejas.

—Ya sabes... ¿lo has... hecho? —dije en un susurro más para mí que para ser escuchado.

—Sí.

Giré para verlo tan rápidamente que terminé tirando las latas de tofu. Él sonrió, mordiéndose el piercing de su labio. Mientras yo levantaba las latas, se inclinó, tomó algunas, y después de acomodarlas en su lugar nuevamente, metió una al carrito.

—¿Tú no lo has hecho?

Tragué saliva y lo observé unos segundos. Tal vez minutos. Horas para él.

—Es muy exquisito, a decir verdad. —tomó la lata del carrito y comenzó a leer la parte trasera. —Según las instrucciones, no es tan difícil. Podría cocinarlo para ti si tanto antojo tienes.

¿Dios?

¿Por qué de pronto tenía esas preguntas? Si no me interesaba en lo más mínimo la respuesta.

¿Y por qué me molesto el que pensará que hablaba de tofu?

Algo tan fácil como decir "sí" se volvió un tartamudeo que provocó demasiada risa en él. Y cuando finalmente terminó, colocó la lata de tofu que tanto me gustaba en el carrito.

Me sentí como si estuviera en medio de un interrogatorio de la CIA, solo que en lugar de información clasificada, estábamos hablando de... tofu. Sí, tofu, el tema más emocionante del mundo. No condones, no primeras veces. TOFU.