Flaws—Calum Scott
Ahora sé que así es cómo funciona. Como el momento antes de que dos estrellas choquen y todo lo demás desaparece, y entonces se mezcla con el negro de la noche y se filtra con un aroma que lleva tu nombre.
Así funciona el amor.
Aunque pensándolo bien, Jungkook suena mejor.
Estaba en la sala de práctica, viendo a Jungkook arriba del escenario afinar una guitarra como si el mundo no existiera a su alrededor. Ya que el profesor William le había insistido tanto en que tenía que estar todo perfecto para la presentación que tendrían los de tercero antes de graduarse.
Yo me quedé un rato más atrás, viendo cómo revisaba una y otra vez las cuerdas, luchando contra el aire acondicionado del auditorio, que siempre hacía que todo se desafinara. Estaba tan concentrado que casi me daba pena interrumpirlo, pero igual me acerqué, tocando suavemente sus pies.
—¿Qué haces?
—Estoy tratando de que cada cuerda encaje bien, ajustando los tonos para que todo quede... ya sabes, en su lugar.
Lo miré abultando los labios y asintiendo, fingiendo entender lo que me explicaba, pero solo sonrió y me tomó de las muñecas; me subió al escenario, como si eso fuera lo más natural del mundo y me rodeó la cintura acercándome a él.
—Ven aquí —señaló, dejando la guitarra a un lado para que me sentara en sus piernas—. ¿Quieres sentir cómo vibran las cuerdas?
Asentí demasiado rápido, sintiendo una sonrisa en mi cara, pero es que Jungkook siempre tenía ese efecto en mí. Me pasó de nuevo la guitarra, acomodándola sobre mis piernas mientras él revisaba cada cuerda con mucha precisión. A pesar de estar sentado sobre sus piernas, pude ver cómo inspeccionaba cada detalle. Sus dedos tocaban con cuidado cada cuerda, y cuando terminó, tomó mis manos y las puso sobre el instrumento.
—Esta es la sexta cuerda, la más gruesa. Y se llama Mi —me explicó con calma, al mismo tiempo que acariciaba mis manos.
—¿Y esta? —pregunté, señalando la siguiente cuerda.
—Es la quinta, y se llama La.
—¿Y esta otra?
—Es la cuarta, y se llama Re.
Seguí preguntando por cada cuerda, y él no dejaba de explicarme al momento que estiraba cada una para que sintiera sus vibraciones en mis palmas. Y juro que trataba de concentrarme en lo que me explicaba, pero al mismo tiempo, su cercanía me tenía tan nervioso, de una forma que no podía explicar.
Pero aún así, me acerqué un poco más, dejando que mis dedos rozaran sus labios.
—¿Y... estos? —pregunté, con mis dedos temblando solo un poco.
Y como algo tan suyo, se puso rojísimo hasta la punta de las orejas.
—Esos son mis labios, pero le pertenecen a mi novio.
—¿Ah, sí? ¿Puedo sentir sus vibraciones?
—Ya te dije... le pertenecen a mi novio, y es un poco celoso.
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LOS SONIDOS DEL SILENCIO
FanficJungkook siempre aceptó lo inusual que él era, pero a veces se preguntaba qué clase de persona veían en él que lo catalogaban como raro. -Soy agnóstico pero ahora mismo... ¡Dios, dime el nombre de ese chico! -¿Él? Se llama Park Jimin. -De hecho, hay...