El pasado.

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Pasado

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Pasado.

Sarah.

Estaba caminando sin rumbo. Mi madre había dicho que esperara por ella en el jardín, pero estaba haciendo frío, y parecía que el cielo iba a llorar. No me gustaba cuando el cielo lloraba, me sentía sola y triste.

Siempre que el cielo lloraba, las personas a mi alrededor desaparecían. Y me daba mucho miedo, muchísimo.

Decidí entrar a la casa cuando el cielo oscureció. Mamá ya tenía mucho tiempo dentro, y teníamos que ir al parque a jugar. Era mi cumpleaños, ella lo había prometido.

No me importaba que el parque estaba oscuro, porque ella estaría conmigo. Seríamos la madre e hija superpoderosas. Las más valientes.

— ¡mamá!

Mi llamado no obtuvo respuestas cuando estuve en la gran sala. Era enorme. Y me sentía más sola porque no tenía amigas para jugar. A veces venía mi prima Julie, y pasábamos todo el día juntas, pero tenía más de 3 días sin visitarme.

Camine alrededor de todo para buscar a mi mamá, y cuando estuve a punto de dejar de buscarla, escuché gritos que salían del despacho de mi padre.

— Es tu hija.

— No olvides que...

— ¿Qué tengo que olvidar?— mi madre lo interrumpió—. Ella te ama John, eres su ejemplo a seguir.

— Es una niña— clarifico mi padre con una voz superior—. Tenemos una niña, una mujer. Ella no puede continuar con mi legado. No es fuerte, no tiene voluntad, no sabrá cómo enfrentarse al mundo allá fuera. Van a devorarla cuando del primer paso.

¿De quién estaban hablando?
¿Era de mí?

¿Mi papá no me quería?

— Puedes ayudarla. No la juzgues y ayúdala a ganarse el mundo. Rompe los estereotipos, John. Sarah es muy inteligente, te aseguro que puede llegar a ser como tú, incluso mejor.

Escuché silencio. Estaban hablando de mí. Pero no entendía mucho.

¿Yo era inteligente?

— Ella mató a nuestro hijo.

¿Yo maté a alguien?

— Murió por causas naturales. John, no me hagas repetírtelo una vez más.

A pesar de que mi mamá bajo el tono de voz, mi padre volvió a subirlo.

— Seré el hazmerreír de todos. No pudiste darme un hijo hombre.

— ¿Yo?

— Es Que algunas veces me arrepiento por haberme casado contigo. Por haberte elegido habiendo muchas mejores.

Escuché un ruido. Parecía un golpe, y luego, mi madre empezó a gritar como una loca; de esas que aparecían en las novelas.

— Te recuerdo que el médico nos dijo quién es el del problema. Eres tú quien no puede tener más hijos y...

— ¡Cállate!

— Mamá, papá, no peleen.

Entré en el despacho y ambos me miraron. Estaba en medio de ambos, jugando a ser una barrera que impedía que discutieran más. No me gustaba verlos discutir, yo siempre era la culpable de esas discusiones.

— Tranquila pequeña. No estamos pelando.

— ¿Y qué fue eso?

— Estábamos aclarando unos malentendidos.
Hoy es tu cumpleaños ¿qué quieres de regalo?

— Quiero una muñeca que canta y baila.

— Por supuesto...

— Por supuesto que no— mi padre nos interrumpió y me tomó del brazo—. Hoy es tu cumpleaños número 10. Es hora de que vengas conmigo a la empresa.

— John...

— Cancela esa estúpida fiesta de cumpleaños, y no quiero ver a nadie en esta casa. Sarah no será amigas de todos esos buenos para nada, será mi aprendiz, y como tal, aprenderá a estar sola.

No entendía mucho. Solo supe que ese día, cambió mi vida para siempre. Deje de ser una niña para convertirme en una adulta que pensaba en los riesgos de sus acciones. Y ya no tuve amigos, solo quedaba alguien, ese amigo secreto que se escondía en mi habitación algunos días y entraba a mi casa a escondidas.

Lo llamé mi mejor amigo porque me hacía reír y me escuchaba.

Yo dejé de ser una niña por obligación, pero él dejó de ser un niño por lealtad a mí:

César.

•••

Este es cortito, pero vamos entendiendo.

Este es cortito, pero vamos entendiendo

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El Juego de SarahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora