Sarah.Nos vemos en mi casa.
-Ivar Stoll.Había adjuntado la dirección debajo del mensaje y me vi sonriendo.
¿Cómo había conseguido mi número? ¿Quién tenía la osadía de habérselo dado?
Muy pocas personas tenían mi número, y muy pocas conocían a Ivar, por lo que me daba una ventaja en descubrir quién había sido. Descarte a César porque, en primer lugar, no lo soportaba, y no se atrevería a tanto. Quedaba Richard. Era amigo de Ivar, y era la única opción.
Entré al baño sin responder el mensaje. Había llegado hace dos minutos, y no quería lucir ansiosa y responder antes de los 10 minutos. Además, no sabía si me presentaría en su casa. Había muchos lugares para hablar, y de todos, él había escogido el más íntimo y privado, y donde yo tenía la de perder.
Me reí de mi misma. Una parte de mí, muy escondida, quería ir. Quería descifrar a Ivar, descubrir que era lo que quería, y otra cosa más.
Deje de pensarlo cuando considere que le estaba dando demasiada importancia. Pero mi mente no me dio tregua, por un lado estaba Julie. No me había comunicado con ella, y tampoco había recibido intentos de su parte. Ni siquiera un simple "gracias", y no me quejaba, tampoco era que esperaba mucho de ella. Por algo la tenía fuera de mi círculo. Las personas como ella no sabían agradecer, más solo sabían pedir favores.
La saqué también de mis pensamientos y encendí la ducha en un término medio. No estaba para aguantar frío, pero tampoco caliente. Cuando el agua alcanzó mi cuerpo, me relajé inmediatamente. El baño matutino era lo mejor de mi día, me tomaba mi tiempo, restregaba mi cuerpo hasta dejarlo limpio mientras pensaba en lo que haría en el día, y pensaba en el futuro.
Estaba molesta por muchas cosas. Hace dos semanas, el futuro pintaba perfecto. Estaba a punto de comprarle los terrenos a Grifols, Julie no era un tema principal en mi vida, Ivar no había aparecido, el proyecto del edificio THE DIAMOND, iba perfecto, y estaba descansando.
Pero últimamente todo se había ido por la borda. Era como si un hoyo negro se había encargado de succionar todas las cosas buenas, y expulsar cosas malas en mi vida. Todo representaba un problema. Ya no tenía mucho tiempo para mí.
Era solo la paz que precedía a la tormenta.
Justo cuando envolví mi cuerpo en una toalla, mi celular notificó un mensaje. No sabía que estaba pensando, o en quien, pero fue todo lo contrario. Era ese número, ese S.F. que marcaba la pantalla.
"Te estás tardando"
-S.F"¿Qué quieres? Me ayudarías mucho adelantando el tiempo"
-Sarah.No había pasado un minuto, y recibí su respuesta.
"Yo te puse ahí, puedo quitarte, SARAH"
-S.FNo respondí más a su mensaje. En lugar de eso, llamé a César.
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El Juego de Sarah
RomanceEn la guerra y en el amor todo se valía. Y yo, simplemente mentiría sobre el amor en una guerra.