Génesis

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Me levanté ciego y con una sonrisa que no era mía,
mis pies descalzos recorrían una extensión  de prado
con aroma a olvido, me fui a Roma por algo de vino,
te hube amado y escrito creyéndote deidad,
sobre una roca y sin piedad sólo puede juzgarme Ovidio,
condenarme a vagar entre brumas y fría humedad.

Ahora que el cielo se nubla con colores silvestres
navego por un torrente, imprudente estado mental,
ahora que el hielo hurta mis temores frecuentes
es al tiempo que le toca lentamente marchitar,
lunas se apagan en épocas agrestes.

Y respiro arpegios al compás rebelde de tu palpitar;
me devastas con la fuerza de una lluvia a cántaros,
soy un espantapájaros huyendo de  los sembradíos,
devorado por una vorágine festiva que derriba el desván,

dos manos exánimes se estrujan, juntas e inconformes,
recitando versos que me desdibujan, alumbrando el diván,
quise interpretarte, leerte la mirada como a un libro de Borges,
y pasé cien noches en vilo perdido en  un bosque,
pensando en tus besos, frenéticos como un recital.

Retales de un hombre polillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora