Tan majestuoso es el árbol, desde el tronco a la rama,
que bajo su sombra se ama, se llora y descansa,
que robusto cae en mis manos para ser una casa,
o agudo surcar los aires en forma de lanza;que testigo de la historia es papiro
y punzando el alma es extensión del poeta,
del pintor y el dibujante; es la barca, el nido,la tabla rasa que endereza al hombre,
estante y libro, escritorio, cama;
su virtud es tantos nombres,
y la nuestra...es arenilla en un diorama.La eternidad es en ellos un canto remoto,
reyes que ocultan bajo su manto inmenso
todos sus anillos;
conocen al prócer y al perverso,
a Casona, al pajarillo,
mueren de pie o en las llamas del ignoto,y pienso que mi virtud es impalpable
como la quietud del tiempo,
cuando miro su grata magnitud
que rozan el lienzo inacabable,y nosotros tan pequeños (y a veces burdos),
haciendo a la par y a costa de ellos
este recorrido trágico a la vez que bello,
una improlija tela que tejió el destino
y nos tocó ser el nudo,
y a ellos mil peones mudos en el mismo tablero.
ESTÁS LEYENDO
Retales de un hombre polilla
Random«Estos son restos de un cuaderno incendiado, cuyas palabras interrumpidas volvieron a mí de vez en cuando, buscando una salida que no fuera un disparo, ni el resplandor de un faro tomado por amparo suicida.» _________ Versión actualizada de mi prime...