He salido de casa con los ojos apagados
y con las manos en los bolsillos,
queriendo comparar vacíos por no haber ganado
con los que tiene un corazón herido,me subí al bus como si llevárame Caronte
entre la niebla y mil fantasmas, halo de faroles.
Les recuerdo el rostro caído,
monstruos raídos, hijos de ufano folklore;a través de ellos vi un fino goteo
y el olor a asfixia derribar cuerpos robustos,
el silbar cortante y huraño de la brisa
era como si de Dios llegaran sus risas
a los oídos de un ateo.Me puse los audífonos y subí el volumen,
afuera tiritaba un lumpen,
pensé: "aletargada vive la ingente ralea";un dolor estridente me interrumpe
y siento calor brotar de mi cabeza.De repente un frío seco. Terminado el funeral,
me desborda un eco
y la burda faena en el seno de la catedral,
el horror de verme y saber que no me muevo.¡Despierta! Se apoderó de mí un vértigo soberbio.
—¡Inmundo ebrio! ¿Que has descubierto en ese lugar inhóspito?
—Que las bocanadas de vida suelen caer como monedas a las manos de un mendigo.El anhelo suicida por el que me maldigo
se marchó de mí entre arcadas y vómito.
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Retales de un hombre polilla
Sonstiges«Estos son restos de un cuaderno incendiado, cuyas palabras interrumpidas volvieron a mí de vez en cuando, buscando una salida que no fuera un disparo, ni el resplandor de un faro tomado por amparo suicida.» _________ Versión actualizada de mi prime...