Encuentro fortuito

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Cansado de este solitario enjambre,
me exilié donde el lienzo negruzco
y el incendiario se reconcilian,

me he llevado un diario y el hambre
a un rincón de ausencia, ¿qué busco?
Confidencia en la prisión de mi vigilia,

o el consuelo de un amigo, intuyo;
usted, mi verso, yo, los tres,
si me hallo sin dinero otra vez,
¿es una cortesía maldecir mi yugo?

Solemne es su paso, lector,
por el crepúsculo y albor
que danzan sempiternos,

y nos vemos por un instante,
olvidados, íntimos, errantes,
heridos por un zarzal fraterno;

deje que divague,
la musa, que no ampara,
escondió de mí sus coros,

por ahora...

deje que lo embriaguen
la roca, el frío y el agua,
la brisa, el suelo, el loto;

Eso es, lector, besar
la primavera por sus poros.

Retales de un hombre polillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora