Del amor a través de las fronteras

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Cuando el grito silente fue oído,
dos ventanas se hicieron espejo,
¿por qué tiene que ser complejo?
Te anhelo, lejos de mi propio ruido;

si me vieras, he volado incauto
por una corriente en horas recias,
recitando aflicciones necias
en busca de tu cariño, mi fuego fatuo.

Caprichoso fue el destino,
que arbitró un idilio
de corazones en exilio,

mi Sol de Mayo al sur,
tu Estrella Solitaria al norte...
de a poco trazamos el camino.

Parece inalcanzable el sueño,
que no acepta concilio
entre el descanso y la modestia,
cargando a ratos molestias

que nos susurran, piden auxilio.

Son insomnes los trágicos
encantos de nuestra intermitencia;
cuando acaben los días,
tras luchas y esperas llegará el letargo,

en que morirá el antojo amargo
de la fatalidad por separar dos vidas
que se aman con tanta vehemencia.

Retales de un hombre polillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora