IV. Eclipse

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Un día ya no me encontré en tus ojos
y nos hicimos las mismas preguntas,
¿Éramos realmente felices? ¿Qué valor
tuvo el vértigo de nuestras manos juntas?

Cuando el sendero se bifurca,
acecha tras de mí la sombra de tus besos,
las notas que escribí caen por su propio peso,

como triste y helada lluvia,
bajo la que se oxida cada banca remota
donde supiste provocar un palpitar intenso.

Mas no habiendo distancia que nos evite
y con más de un punto de encuentro
en nuestras órbitas,
nuevamente tu piel indómita
dormita con la mía formando un eclipse,

luego otra elipsis,
otra vez un lapsus,
y otra vez la crisis.

Lo que duele el hiato,
lo que sé de mí sin verte,
privado de todo brillo
anhelando tu tacto,
como pisadas que
apresuran salir de un pasillo,
hallarnos frente al mundo
que, de vez en cuando, luce inerte.

Retales de un hombre polillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora