Ocaso

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He sido la caída vertiginosa de una alondra herida
y la búsqueda incansable del hombre inaudito,
brusquedad del viento que azota una mariposa
y la parte en dos, la sombra de un surco infinito,

ha sido el opio en un carnaval de espejos
y los astros que vagaban en mi mente, errantes,
éxtasis de doce lunas y llanto bermejo
que en las olas pintaba notas de un canto incesante;

vivimos donde la llovizna profanó el verano,
los moretones de la piel fueron frías galaxias,
sin luz, y las ígneas líneas de su cuerpo, ataraxia;
quedó un recuerdo de anís, difuso en el rellano.

Retales de un hombre polillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora