Capítulo 4

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"El placer de los demonios"

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"El placer de los demonios"

—No puedo creer que vayas a aceptar ese trato. ¡Claramente está ganando algo más y solo arriesgará tu vida!

—Es necesario. Estar con él hará que nadie sospeche de mis intenciones de acercarme a los rangos superiores.

—Me huele muy mal, Farah.

No voy a negar eso, a mi igual me da mala espina, pero también tengo una gran oportunidad de cumplir me objetivo si acepto este trato. ¿Y si Viktorov me engaña? Siempre puedo acudir a una salida fácil: asesinarlo.

—Discutiremos todos los términos y condiciones de este trato hoy en la noche durante la cena —le informo queriendo tranquilizarla. Saphix se cruza de brazos, mirando cada uno de mis movimientos mientras meto mi poca ropa en mi única maleta.

—Esto no es una comedia romántica en la que sale un bonito romance gracias a un noviazgo falso, Farah. ¡Esas historias románticas no nos toca a nosotras!

Nunca he pensado en tener una historia de ese tipo. El romance no existe para mí, el amor definitivamente es algo que no me puedo permitir y siempre ha sido así. Las personas maldicen a cupido, yo maldigo a todos los dioses y a la vida que ha decidido quitarme a todos los que me han amado.

Podría haber sido feliz sin un amor romántico, si tan solo aún tuviera el amor de mi familia...

Cierro mi maleta, dejando que el sonido del zipper se escuche más fuerte entre el silencio incómodo que se ha creado en la habitación. Saphix es la única persona que me queda en este mundo y... voy a dejarla.

Ella tiene razón, no tendré un amor bonito, tendré desgracias y por eso mismo prefiero irme antes de tener que perderla para siempre.

—Farah...

Rodeo su cuello con mis brazos, abrazándola con cuidado aunque me pegó a su cuerpo sin que ni un centímetro nos separara. Mis ojos arden por las lágrimas que quiero derramar, conteniéndolas solo porque no quiero hacer que este momento sea más complicado para ambas.

—Prometo que en cuanto pueda, te sacaré de este lugar y podrás tener tu bonita historia de romance —susurro con la voz cortada, soportando el nudo en mi garganta— que al menos una de las dos pueda tener un "y vivieron felices para siempre".

Siento sus lágrimas caer en mi hombro y me maldigo a mí misma por tener que hacerle esto, pero he aprendido que en cuanto una ventana se abre, hay que tomarla y salir, aunque dé directamente al vacío. Lo principal es salir y ya luego vas buscando soluciones para bajar sin morir en el intento.

Dejo un beso en su frente antes de separarme del todo, dándole la espalda para no tener que ver su rostro por el bien de mi poca fuerza. Tomo la maleta de mi cama justo a tiempo cuando la puerta de la habitación se abre y entra Madam junto a uno de seguridad.

Distrito 14 (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora