Capítulo 18

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—¿Qué tal estuvo la visita, querida?

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—¿Qué tal estuvo la visita, querida?

Es lo primero que pregunta cuando subo al auto con él.

No puedo evitar observar al nuevo empleado, mucho más joven que el anterior mayordomo, apenas cruzando lo "legal" para trabajar. Tiene una apariencia muy común, ningún rasgo que lo haga destacar, aunque está un poco más delgado que muchas de las chicas del burdel y eso me dice que puede que sea alguien de bajos recursos.

No es por dejarme llevar por apariencias, pero en tiempos de guerra, la comida puede convertirse en un lujo para algunas familias.

Y también el pensamiento de lo reemplazables que somos tras la muerte entra a mi cabeza.

Si yo muero mañana, ¿cuanto tiempo se tardará Viktorov en encontrar otra mujer?

—¿Tesoro, sucedió algo?

Salto asustada por el contacto de su cálida mano contra mi fría mejilla, encontrándome a centímetros de su rostro preocupado por mi comportamiento.

Mierda, ¿que me sucede? Estoy siendo muy tonta.

—Lo siento, el cansancio me está pasando factura —me excuso de forma patética, recostando mi cabeza en su regazo antes de que pueda ver mi rostro y detecte mi mentira—. Serás mi almohada.

—Está bien, pero pasaremos antes por el cuartel. Puedes quedarte en el auto si gustas...

—Quiero entrar. ¿Puedo entrar?

Observo su ceja alzarse en confusión, a lo que me acomodo para ver su rostro y poder acariciar su mejilla.

—Prometo recompensarte si me llevas contigo —murmuro de forma sensual, mordiendo mi labio inferior.

—Llevo demasiadas noches seguidas follándote como un animal —toma un mechón de mi cabello, enrollándolo en su dedo y jugando con el—, creo que te dejaré descansar por un par de noches.

—Pero puedo recompensarte de otra manera, pervertido.

La dulce sonrisa en sus labios me hace contener el aliento durante unos segundos. Cada rasgo duro que antes me hacía pensar en él como un vil asesino de cualquier enemigo, desapareció para mi. Ahora veo a un hombre seductor, juguetón y a veces con un lado tan dulce que parece surrealista.

Pero se supone que somos una pareja falsa, ¿no? ¿En que momento dejamos la actuación atrás? O tal vez solo nos convertimos en mejores actores que hasta nosotros mismos caímos en nuestra mentira.

—Entonces acepta tener una cita conmigo esta noche.

Me sorprende. Cuando pienso que nada en la vida puede sorprenderme más, aparece este hombre pidiendo algo tan sencillo como una cita.

Y a la vez es algo complicado ya que nunca he tenido una cita. Digo, cuando las calles están llenas de peligro y muerte, no hay mucho tiempo para cosas románticas.

Distrito 14 (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora