Capítulo 16

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Antes de la tormenta

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Antes de la tormenta...

La droga hizo que mi cabeza esté un poco perdida, más no me dominó por completo. Al principio hizo que todo mi cuerpo ardiera, mi estómago se sentía en llamas y luego bajó a mi vientre. Después me sentí igual a cuándo Viktorov jugueteaba dándome azotes con su verga en mi coño, torturandome, desesperandome hasta que tenía que suplicar para que me la metiera ya...

Y fue así como Viktorov se metió en mi cabeza desde el primer momento que la droga se activó en mi cuerpo.

—¡Viktorov!

Voltea a verme por encima de los lentes, arqueando una ceja y luciendo completamente desinteresado en mi. El imbecil no me ha tocado ni una sola vez desde que tomamos esa ducha y eso fue hace unas cinco horas.

—Dime, Farah.

Abro la boca más palabras no salen. ¿Cómo debo decir que estoy mejor, pero que sigo queriendo que me folle? Esto es vergonzoso aún para mi...

—¿Qué pasa, cielo? ¿Aún tienes el coño empapado?

La maldita sonrisa de engreído vuelve a aparecer y mis ganas de golpearlo también aparecen una vez más. Es muy molesto... más molesto es cuándo tiene razón.

—Ya estoy bien. Buenas noches.

Intento salir de la cama, aunque fracaso en el intento. Tira de mi nuevamente al colchón, poniéndose encima de mi para que no pueda huir.

—¿Segura que ya no te sientes drogada? —Niego con la cabeza, a lo que él se relame los labios—. Bien.

Baja por mi cuerpo hasta meter su cabeza entre mis piernas, sorprendiéndome por la forma en la que su lengua recorre entremedio de mis labios vaginales.

Tenía demasiada incomodidad con las bragas, así que me las había quitado en algún momento de desesperación, ahora veo que esa decisión fue la mejor.

—Joder, lo empapada que estás, querida. —pone mis piernas por encima de sus hombros, acomodándose mejor para seguir comiendo de mi coño, tomando mis jugos con ganas—. Ahora si podré hacerte todo por lo que suplicaste y lo vamos a disfrutar.

Su lengua se desliza muy lentamente por toda mi zona, desde abajo hacia arriba y viceversa, tomando su tiempo para detenerse en mi clitoris y besarlo o chuparlo. Está disfrutando de mis labios vaginales como si estuviera en un beso apasionado, esos que me dejan atontada por segundos.

Aun me quedó la excesa sensibilidad, por lo que cada pasada de su lengua es una gemido que hago y una caricia que disfruto como nunca.

Mis dedos se enredan en su cabello y aprieto su cuerpo con mis piernas, empujándolo más cerca a mi coño.

—Comelo entero, por favor...

Demuestra lo mucho que disfruta cuando le suplico por algo. Obedeciendo mi petición, bajando su lengua hacia mi entrada, donde me penetra con esta y me hace estremecer y jadear. Se desliza hacia adentro, luego vuelve a salir, suave, despacio, volviendo a subir hasta mi clitoris y bajando a penetrame más.

Distrito 14 (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora