Capítulo 25

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"Querida esposa

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"Querida esposa."

—Ya te dije que yo no lo planee.

—¡Podrías haber llamado y pedido ayuda!

—¿Si? ¿Cómo? ¿Con señales de humo? —me cruzo de brazos, mirándolo andar de un lado a otro en la oficina—. No es como si hubiera hecho una gran boda a la que no te invité, Ace.

—¿Entonces que sucedió?

¿Como le explico que Viktorov me abandonó, pero me dejó un acta de matrimonio para dejarme en claro de que, aún sin él, sigo siendo suya? Es un poco tóxico, ¿no? No me deja ir del todo, tampoco me deja estar con él, menos que me dejará estar con alguien más.

Es una piedra en mi zapato.

—No lo sé, Ace. Ya te dije que hay muchas cosas que no recuerdo y otras de las que prefiero no hablar.

Porqué si le digo que me mantuvo secuestrada por unos días y que tuve que contarle toda la verdad sobre mis padres... es posible que Viktorov deje de existir en este mundo. Y tal vez sigo muy molesta con él, pero nunca sería capaz de mandar a unos asesinos tras él.

Yo puedo encargarme de su muerte sola.

—Tal vez yo puedo ayudar con eso...

Ambos volteamos a ver a Saphix, sentada en una silla de madera en la esquina de la habitación con los ojos vendados. Se ve como una niña a la que mandamos a la esquina como castigo para que aprenda de las cosas que hizo mal.

—¿Qué sabes tu, Saphix? —pregunta Ace, acercándose a ella—. Si colaboras, puedo recompensarte.

Me cruzo de brazos, mirando como desata la venda de sus ojos y le permite ver donde está. No hay mucho que pueda ver, nada que ponga en riesgo el secreto de la base, y su vida, pues aunque vea por las ventanas, lo único que se pueden observar son árboles y más árboles.

La oficina está llena de estanterías con libros, algunas cajas de cristal donde se exhiben armas y cuchillas antiguas como decoración, incluso hay una katana exhibida en un mostrador sobre un tipo altar.

Es una mezcla entre una biblioteca y la oficina de un asesino.

—No quiero una recompensa, solo quiero estar bien con mi mejor amiga —dice con una pequeña sonrisa triste en sus labios, bajando la mirada a sus manos sobre su regazo—. Fui un poco egoísta. Me llenaron los celos cuándo me di cuenta de que estabas enamorándote de Viktorov. Al principio creí que estaba enamorada de ti, pero terminé descartando esa opción porque ni siquiera sé lo que es el amor.

Me acerco, poniéndome de rodillas frente a ella para tomar sus manos entre las mías, queriendo reconfortarla.

—Soy feliz contigo, Farah... —susurra con su labio tembloroso cuando sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas—. Y cada vez que teníamos sexo, yo...

Distrito 14 (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora