Capítulo 12

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"LA FURIA DEL GENERAL"

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"LA FURIA DEL GENERAL"

El caos en su cabeza se puede escuchar a mí alrededor a pesar de que él está en completo silencio.

Mira los papeles esparcidos en la mesa del comedor, releyéndolos nuevamente, buscando encontrar una solución a sus problemas, pero nada se aclara y más bien pareciera que con cada segundo solo logra enfadarse más.

Su mandíbula se marca aún más por la tensión que tiene al apretar sus dientes, así como las venas en sus manos sobresaltan por la forma en la que aprieta el borde de la mesa de madera.

Creo que nunca lo había visto tan enfadado... y por alguna razón, me dan ganas de que se desquite ese enfado con una dura follada.

—¿Necesitas ayuda? —pregunto en cuanto me acerco a su costado, mirando de reojo uno de los papeles que tiene cerca.

—Solo si sabes cómo asesinar a un grupo de incompetentes.

—Lo siento, no soy buena atacando grupos, pero puedo ir de uno en uno.

Mantengo la compostura a pesar del golpe brusco que le da a la mesa con su puño cerrado. Lo escucho maldecir cuando se aparta de la mesa y me da la espalda, pasando su mano por su cabello alborotado.

—Necesito estar solo, Farah.

Tiene un tono brusco y frío, como me habló esa primera noche que nos encontramos y me apuntó con su arma. Es el Viktorov que alimenta mi vena asesina, el mismo idiota que me vio chupándole el pene a algunos de sus soldados.

La diferencia es que ahora tenemos un vínculo extraño en el que ambos prometimos ayudarnos y ya que no quiere que lo ayude con su caso, puedo ayudarlo de otra manera.

—No te preocupes, te dejaré trabajar tranquilo.

Tomo su camisa de la parte baja, tirando de él con suavidad para llamar su atención. Se gira con su semblante serio, mirándome con sus ojos de demonio en busca de sangre. Le sonrío de forma coqueta cuando lo empujo por el pecho y sin poner impedimento, deja que lo lleve a la silla. Toma asiento, abriendo sus piernas para hacerme espacio a mí cuando me arrodillo entre medias de estas. Mirando sus ojos en todo momento, comienzo a desabrochar el botón de su pantalón, seguido de su zipper, todo esto mientras acaricio su pene por encima de la tela.
—Ese mal humor que tienes puede ser peligroso para alguien —digo liberando su verga de su prisión, acariciando la punta con mucho cuidado.

—Incluso para ti —toma mi muñeca, deteniendo mi movimiento y con su otra mano me toma del cabello, tirando mi cabeza hacia atrás—. Hoy no tengo la paciencia suficiente para ser cuidadoso contigo, Farah, ni para preocuparme por ti.

—Tal vez eso es lo que busco, Astar... —relamo mi labio inferior de manera lenta, atenta a la forma en la que mira mi lengua moviéndose sobre mi labio—. Hay veces en las que lo único que quiero es un hombre que pueda tomarme como si el mundo fuera a acabarse si no me hace gritar de placer.

Distrito 14 (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora