────❛Casandra Swan se convirtió en la nueva sensación sobrenatural cuando salió de Forks y llegó a Mystic Falls con un bebé híbrido en el vientre. Mitad vampiro y mitad humano.
Y Klaus Mikaelson no puede evitar sentirse atraído por la idea de otros...
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────❛vampiro❜
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LA NOCHE iluminaba el cielo, siendo la guía en el sendero de Matt Donovan. El rubio manejaba su coche mientras hablaba por teléfono con Alaric. El profesor Saltzman era de los más heridos, recordando cómo cuidó de las hermanas Swan, de cómo cuidó de Castiel. Todo para que Cass se sacrifique.
—sé que es duro —le dijo el humano —pero debes estar bien —el profesor bufó, murmurando "como si eso fuese fácil" —te veo en el funeral ¿si?
Colgó negando para sí mismo, sus manos se colocaron en el volante. Sus ojos celestes observaron el espejo retrovisor, notando las desoladas calles hacia la mansión Mikaelson. No entendía por qué el funeral debía ser allí, con todos los lugares que tenían. No era de su agrado ser un humano débil e indefenso en medio de múltiples vampiros.
No obstante, cuando volvió a ver al frente, una sombra apareció en medio de la carretera. Su rostro se desfiguró en preocupación ante la silueta femenina y pisó el freno con fuerza, siendo empujado hacia adelante por el impacto. Tragó saliva sintiendo su corazón bombear fuertemente de golpe y sus manos se aferraron al volante. Respirando errático, observó a la misteriosa persona. Sus doradas cejas se fruncieron cuando creyó reconocerla.
Abrió la puerta del coche y bajó, viendo desconcertado a la chica a unos metros de él. Parada en medio de la calle, caminando lentamente y viéndolo fijamente con sus temblorosos ojos asustados.
—¿Casandra?
La adolescente parpadeaba múltiples veces y se acercaba lentamente a él, temblando estrepitosamente y abrazándose a sí misma. El vapor se escapaba de entre sus labios y soltaba pequeños sonidos lastimeros. A penas podía verla, hasta que estuvo tan cecc en a que los faroles del auto pudieron iluminarla. Por su boca bajaba una cascada escarlata, rastro de sangre seca que descendía hasta su garganta.
—Matty...
Su melodiosa voz, a pesar de ser tan aguda y aterrada, era atrayente. Iba firme hacia él. Matt estaba congelado, viendo a la chica, que debía estar muerta, completamente viva... o al menos en parte. Su cabeza maquinaba a todo vapor, hasta que la tan esperada respuesta llegó como una tonta costumbre: otra victima del vampirismo. Otra muerta viviente.
