────❛Casandra Swan se convirtió en la nueva sensación sobrenatural cuando salió de Forks y llegó a Mystic Falls con un bebé híbrido en el vientre. Mitad vampiro y mitad humano.
Y Klaus Mikaelson no puede evitar sentirse atraído por la idea de otros...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
────❛enemistad y lealtad❜
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
STEFAN LLEVABA sobre su hombro, como a un costal de papas, a Casandra que pataleaba y gritaba para que la baje, pero el destripador la soltó en el sofá de la casa de Caroline.
Era de noche, la luna llena estaba subiendo por el cielo, en busca de su climax. En cuanto esté en ese estado, Esther la usaría para arrebatar vidas.
—¿Por qué tengo otro rehén en mí casa? —preguntó confundida Liz Forbes.
—Porque Klaus dijo que no es conveniente que Casandra este suelta con su suegra por ahí —Stefan le explicó —¿dónde está Elena?
—encerrada en el cuarto de Caroline ¿por qué a ella también la tengo secuestrada? —preguntó ceñuda.
—Porque Damon tampoco la quiere allí y creemos que Esther se vinculó a alguna de ellas dos —Obvió señalando a Casandra que resopló su cabello sobre su rostro.
—estaba durmiendo con mí hijo ¡Quiero a mí bebé! —gritó molesta —¡bájame, me dan náuseas!
—Castiel va a ser cuidado por la niñera a prueba de balas, Alaric —Stefan pellizcó su nariz —nosotros iremos a matar a mamá original, trata de no meterte en problemas ¿Quieres?
—esa bruja amenazó a mí hijo —Se inclinó hacia adelante, molesta —y nadie amenaza a mí hijo.
—va a pagar —Stefan picó su frente y se alejó —Venimos luego, Liz.
Ella alzó su taza de café a modo de despedida y Casandra bufó yendo al cuarto donde Elena estaba, jugando con unas muñecas de Caroline, mostrando que en verdad estaba aburrida. "¡No puedes dejarme por Ken! Es hombre" "¡Soy bisexual, te dejo por quién quiero y Taylor Swift no está disponible!" hablaba cambiando las voces.
—si que eres rarita —Casandra entró, cerrando la puerta detrás suya.
—¿También te trajeron a la fuerza de la nada? —soltó las muñecas.
—si, pero ¿recuerdas aquella vez dónde juntas hablamos sobre el nombre de Castiel y sobre lo cansado que es que nos sobreprotegan? —Preguntó yendo a la ventana para abrirla.
