Capitulo tres

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Que Hyunjin se hubiera negado a aceptar su comida en primer lugar le había dolido pero que la hubiera probado después de todo le dio la fuerza para volver a intentar acercarse, así que, preparó la comida y esta vez lo arregló todo en una bandeja. Hyunjin había estado el día completo en la oficina que tenía en la residencia y aunque el omega no había quería notarlo, sabía que no había comido nada desde que despertó y ya era medio día.

Se preparó para el rechazo, respiro hondo llenándose de valor y tocó la puerta con toques suaves intentando no ser molesto.

—Adelante.

Ingresó con cuidado, lo menos que quería era provocar un accidente y terminar en un problema mayor. Hyunjin lo miró con el ceño fruncido y se sintió inadecuado pero no se iba a echar para atrás.

—No has comido nada en todo el día, pensé que sería bueno si te tomabas un pequeño descanso para comer algo. —dijo con suavidad y dejó la bandeja en una pequeña mesa junto a un par de muebles individuales en una esquina de la oficina.

La habitación era grande, bastante espaciosa. Jeongin no había entrado antes pero ahora podía ver la pared completamente cubierta de libros de arriba a bajo y lo elegante que era todo.

—Gracias pero no era necesario. —dijo Hyunjin. Su voz era ronca y algo cálida.

Llevó sus manos a su espalda, entrelazándolas en un cohibido gesto de timidez antes de levantar la mirada del suelo y animarse a conectar su mirada con la del alfa. —No es nada, podría hacer esto más seguid-.

—No. —interrumpió. —No es necesario. —repitió con un poco más de firmeza. —Aprovecha tu tiempo en otras cosas, no lo desperdicies en mi. —más que una sugerencia fue una orden. Y aunque deseaba replicar, solo asintió tardíamente.

—Realmente no hay muchas cosas más que pueda hacer. —susurró de manera pensativa antes de boquear sorprendido por lo que acababa de salir de su boca. Negó de inmediato. —Digo- eh... Hacer esto no me molesta, ¿A ti si? —preguntó armándose de valor.

Hyunjin guardó silencio unos segundos. —No, no lo hace pero sigue siendo innecesario.

Sus hombros cayeron desilusionados y no supo que más decir. —Está bien.

Y salió de la oficina cerrando la puerta tras él, antes de que el alfa pudiera decir algo más.

Sonrió con tristeza.

Ni siquiera podía ganarse el favor de su alfa, así de roto estaba.

Sus padres habían tenido razón, su valor había sido su belleza y aún con eso, no podía ganarse el amor de nadie.

Aunque intentó no deprimirse, fue imposible cuando durante el resto de su semana volvió a ver a Hyunjin dos veces más de las que solo en una había recibido un corto saludo y en la otra sentía que había interrumpido una llamada importante y terminó devolviéndose a su habitación con la moral por el suelo. Las únicas veces en las que habló con alguien fue el viernes cuando la señora Gyo vino a surtir y limpiar la residencia pero sus visitas no eran frecuentes y aún así, no siempre tenía el tiempo para hablar.

Hace casi diez días que no veía a su mejor amigo ni a sus padres ni tampoco a otra persona que no fuera su alfa o la beta. Él no era un omega muy social pero de cualquier manera siempre era agradable poder tener una conversación con alguien que estuviera interesado en oírle y participar, por eso cuando el alfa se acercó ese día no pudo evitar emocionarse como un tonto cachorrito necesitado de atención, lo que tristemente era cierto.

—Necesito que me acompañes a una reunión familiar esta noche. —el alfa era alguien descortés nunca decía hola o se interesaba en saber cómo estaba. Jeongin empezaba a creer que lo odiaba. —Encargue un atuendo para ti. Usa todo. —ordenó.

Too sweet | Hyunin  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora